Todos amamos a las chicas de los juegos de pelea. No sólo son terriblemente hermosas, con curvas que harían intransitable el camino para un camión de carga. También son rudísimas, y tienen una actitud que va de lo encantador a lo letal en tres centésimas de segundo. El punto es que cada una tiene su espacio: Girl Fight, el juego que nos ocupa, busca estacionarse en el espacio reservado para las hijas de Tomonobu Itagaki.
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