"Interceptamos una transmisión importante y ahora tenemos detrás de nuestros pasos a una flotilla armada hasta los dientes con las intenciones de obtenerla. Viajamos en una pequeña nave al borde de la galaxia y somos la última esperanza de evitar el avance de la invasión rebelde. La tripulación confía en mis decisiones, la calma que reina en este cuadrante puede ser el último momento de paz que tengamos. Detrás del volante de mi nave elijo el destino. Activamos el salto estelar y, en un destello, desaparecemos fundiéndonos con la luz. Un instante después nos encontramos en otro rincón del universo..." Oregon Trail llegó a los hogares a finales de los años setenta como un juego educativo para enseñar a los estudiantes sobre migración. En este título (que ha sido objeto de numerosas reediciones), controlabas a una familia de cinco personas en una carreta jalada por bueyes recorriendo el sendero de 3,000 kilómetros hacia Oregon. Para ser un título infantil, era terriblemente cruel: el camino era peligroso y desolador, tu carreta recorría distancias inmensas y en cualquier momento podía ser hora de tomar una decisión importante. ¿Debían tratar de cruzar el río o hacer una desviación que tomaría mucho más tiempo? ¿Empacar más balas o más comida? ¿Descansar mientras uno de los familiares se repone de una enfermedad sabiendo que otro podría contraerla o continuar esperando que mejore en el camino? El líder de esta familia eras tú, el jugador detrás del teclado, y muchas veces te encontrabas en la terrible necesidad de tomar decisiones opuestas pensando en el bien común y en la expectativa de llegar a un destino. He vuelto a Oregon más de quince años después. Hoy, el viaje es igual de peligroso, desolador y emocionante. Hoy viajo a través del espacio en Faster Than Light.
LEER +