La transición de Dragon Ball a Dragon Ball Z en la serie animada, además de presentarnos un universo mucho más maduro y menos centrado en la comedia, también representó un enfoque completamente volcado a la acción. Esto tuvo consecuencias que cambiaron la forma de los enfrentamientos: por un lado, al ser los enemigos cada vez más poderosos, es evidente que sus amenazas también resultaran más brutales.
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