Las plataformas de video bajo demanda se mueven a una velocidad increíble; hace poco DAISUKI anunciaba su cierre tras cuatro años de operación; Funimation terminó su negociación con Sony Pictures TV para ser adquirido por 143 millones de dólares; incluso Crunchyroll está haciendo lo suyo con producciones nacidas de su propio bolsillo. Con Netflix y Amazon intentando abarcar todo el mercado y “llevar anime a todo el mundo”, ser otaku nunca fue tan bueno, ¿o no?
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