Me siento afortunado de haber crecido durante la época dorada del NES. La industria de los videojuegos era muy diferente a como es hoy en día, ya que aunque sí existían revistas que hablaran o mencionaran los títulos de moda, generalmente nuestras principales fuentes de información sobre algún juego eran catálogos navideños de juguetes, escaparates en tiendas departamentales y, por supuesto, lo que se contaba sobre ellos en el patio de la escuela. Cuando nos tocaba elegir en la tienda cuál sería el siguiente juego que nos comprarían nuestros padres, era una decisión que tomábamos basada en cómo lucía la portada del empaque y en qué tal lucían las capturas de pantalla en la parte posterior. No buscábamos reseñas ni gameplays previos, así que las compras eran prácticamente a ciegas. Y a pesar de que llegábamos a comprar juegos que eran verdaderas basuras, no nos molestaba eso -en mi caso fue el juego de Total Recall de NES en uno de mis cumpleaños solo por el hecho de que era la nueva película de Arnold Schwarzenegger que ni siquiera había visto-.
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