El primer acercamiento a un concepto de guerra en el futuro –en Call of Duty– lo vimos hace un par de años en Black Ops 2. Aquel juego nos daba una idea de cómo sería una posible guerra en el año 2025 y con la tecnología que implica tanto en armamento, en vehículos y sistemas operativos para acceso a la información. En aquella ocasión nos quedamos con una gran impresión y con un título que confirmaba el gran momento que vivía la franquicia, siendo muy bien recibida por los fanáticos y la crítica en general. Ahora, en Advanced Warfare, Activision y Sledge Hammer, retoman el tema futurista llevándonos al año 2055 y a conocer un personaje que bien podría tener la posibilidad de dominar al mundo. Con este juego, la serie da un paso adelante y se mantiene como un FPS que sabe evolucionar ante la demanda del púbico e industria en general, pero que también muestra un cambio en la dirección y logra retomar el camino que tal vez pudo perder con Ghosts.
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