Cuando me enteré de este juego, me sentí emocionado de saber que un RPG cooperativo de sofá vendría a saciar esta sed que tengo desde hace mucho tiempo por jugar con mis hermanos o amigos en la misma sala. Blood Knights, desarrollado por el estudio alemán Deck 13, llega para aliviar la carente oferta de títulos multijugador offline de la que muchos no parecen percatarse. El título cumple con el cometido de cualquier medio de entretenimiento: divertir. ¿Lo hace a propósito? Yo creo que no. Blood Knights es intrigante de principio a fin. Pero no se desvíen, no lo es por su alto grado de calidad y sofisticación, sino porque te mantiene preguntándote a cada minuto: ¿por qué sigo jugando esto?
Blood Knights es un coctel de buenas ideas que falla magistralmente en su ejecución. A grandes rasgos, se perfila como un producto muy robusto, con un sistema de armas y habilidades complejo, un ingenioso uso del multiplayer y actuación de voces en la totalidad de las escenas. Sin embargo, sufre de llevar estas ambiciosas características a medias, al tiempo que descuida otros rasgos elementales, como la física y el diseño de niveles. Si pudiera describir este juego con una sola palabra sería: insípido; no obstante, es esta misma construcción hueca del juego la que me empujó a pasar cada nivel, simplemente para saber con qué más me sorprendería, riéndome a carcajadas con cada muerte absurda a causa de niveles mal planeados o caídas en abismos inexistentes.
Este título se debe jugar en cooperativo, sin peros. La opción de un solo jugador es, por mucho, aburrida y en algunos casos insufrible. Las mecánicas de los niveles están diseñadas en su mayoría para dos personas.
La historia consiste en una guerra interminable entre humanos y vampiros. Los primeros tienen en su poder un sello que funciona como puerta para impedir la entrada de demonios de otro mundo. Después de muchos años, los vampiros intentan robar este sello para dejar entrar a estos demonios y entre las dos razas destruir el reinado de los humanos. A grandes rasgos, la historia suena bien; sin embargo está llena de agujeros argumentales y su progresión muchas veces se explica con un “porque sí”.
El jugador toma el papel de Jeremy, el mejor cazavampiros del reino, que al verse subyugado por estas criaturas, toma la decisión crítica de unir su alma a la de una vampira rebelde llamada Alysa y así absorber sus poderes. ¿De dónde salió Alysa y por qué decide ayudar a los humanos? Nunca lo sabrás. Las cosas son como son y no se da alguna explicación al jugador; es sólo una excusa para que empieces a jugar.
Como mencioné anteriormente, el juego es cooperativo y cada jugador puede tomar el papel de Jeremy, quien cuenta con dos espadas y su estilo de batalla es cuerpo a cuerpo, o el de Alysa, cuyo estilo de batalla es a distancia pues ataca con dos ballestas. Ambos cuentan con árboles de habilidades que puedes desbloquear y mejorar conforme matas enemigos y subes de nivel. También existe un sistema de armas que te permite equipar distintos trajes que no sólo son visualmente diferentes entre sí, sino que otorgan mejoras a tu ataque crítico, defensa u otros. Esto es efectivo de manera latente ya que abre muchas posibilidades de combinación y personalización, además de que los diseños son muy creativos y variados. Tristemente, el juego no enfatiza lo suficiente esta característica y termina siendo una experiencia desabrida que pasa desapercibida debido a que las armaduras son encontradas progresivamente, y éstas siempre son mejores que las anteriores, lo que recorta las posibilidades de combinación o búsqueda de equipo alternativo.
El gameplay es de los pocos elementos que salva este título. Como en cualquier hack n’ slash, habrá enemigos que tendrás que derrotar de distinta manera. Habrá que coordinar ataques con tu compañero para derribar paredes, quitar escudos o aturdir adversarios, que van desde soldados templarios hasta hombres lobo. El estilo de batalla es salpicado con habilidades exclusivas de un vampiro, como la de chupar sangre para recobrar vida, o controlar mentalmente a los enemigos para arrojarlos a barrancos.
Al ser un juego independiente distribuido por descarga, Blood Knights cuenta con una campaña corta: menos de diez niveles con sus respectivos jefes. Esto no es necesariamente malo ya que los niveles son variados y ricos en detalle. Es en la física y en el diseño de estos donde el juego cojea continuamente. Muchas veces te encontrarás cayendo en abismos que no se ven, asesinado por trampas que carecen de sentido por su locación y, en bastantes ocasiones, la cámara será tu peor enemigo.
En cuanto al diseño, al ser un título cooperativo, habrá lugares en los que sólo podrás pasar si tu compañero te ayuda, elemento que se agradecería si no fuera explotado infinidad de veces. Dicha cooperación consiste en una habilidad vampírica con la cual puedes hacer levitar a tu compañero gracias al poder de la mente –en el mundo real, con un botón– y atraerlo hacia ti o repelerlo con fuerza dependiendo del caso. Solo así podrás alcanzar plataformas lejanas o evitar precipicios. Al final del día, te encontrarás olvidando el objetivo de esta habilidad y “troleando” a tu amigo, empujándolo a su muerte o quemándolo con las trampas de juego.
Para terminar esta reseña, quiero hacer mención especial de las voces y la actuación, las cuales son terribles. Los personajes carecen de animación y son muy acartonados, sumado a los diálogos aburridos y llenos de cliché. Lo anterior sólo es equiparable con cualquier telenovela de bajo presupuesto. Si lo ves desde otro punto de vista, ofrece horas de risas y diversión cuando es percibido como comedia interactiva. Las voces son monótonas y las opciones de diálogo no tienen ninguna repercusión en la trama del juego.
En concepto, Blood Knights tiene mucho potencial, pero en la ejecución termina siendo desastroso. Los exhorto a que sólo lo prueben si lo que buscan es una experiencia ligera, un estilo de batalla rápido y una historia, por mucho, hilarante. Irónicamente, lo disfruté.
