Review – Cuphead

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Parece increíble que hayan pasado tres años desde que los videojugadores nos enteramos de la existencia de Cuphead. En un inicio, todos nos maravillamos por su evidente estilo caricaturesco de los años 20 y 30, aunado a su mecánica de juego que nos recordaba a otros grandes y queridos títulos en el medio como Mega Man, Gunstar Heroes y Castlevania, así como reminiscencias a los viejos juegos de plataformas de los años 80. El día llegó; Cuphead ya se encuentra a la venta y las expectativas son altas, pues como exclusiva de Microsoft para Xbox One y Windows 10, los ojos del mundo se posan sobre uno de sus títulos para la temporada alta. Como bien hemos hablado del título en otras ocasiones, este proyecto de StudioMDHR Entertainment no fue nada fácil de realizar, pues todo su universo se han realizado a mano, para luego someterse a un exhaustivo, meticuloso y tortuoso proceso de animación que convierte a la familia Moldenhauer en una de artesanos.

En efecto, artesanos en cuestión de su apartado estético, pero también por tener su propia visión de mecánicas de juego que toma elementos prestados a la hora de confeccionar su ópera prima que, además de todo, se está convirtiendo en un nuevo referente en cuanto a dificultad y complejidad. Si dijéramos que Cuphead es un juego para cualquiera, estaríamos mintiendo: sus creadores se han encargado de que sea un título demandante y para pulgares de fino tacto, pues su modo más “sencillo” guarda sus propios secretos. Dicho esto, pasemos a nuestro análisis puntual de una de las más grandes promesas para este 2017.

ÉRASE UNA VEZ EN INKWELL ISLE…

Cuando somos niños, es muy común que nuestras madres nos condicionen; no hables con extraños, no hagas esto o sucederá algo malo. En Cuphead la premisa es muy parecida, pues nuestro amiguito con cabeza en forma de tacita y su hermano, Mugman, terminan metiéndose en problemas cuando quedan en deuda con nada más y nada menos que The Devil, sí, el diablo de la cultura occidental. Ya se irán imaginando que este no es un título para niños (a pesar de su apariencia caricaturesca) y realmente no lo es; recordemos que las animaciones en las que se inspira la familia Moldenhauer (Popeye, Betty Boop, Bimbo, la serie Out of the Inkwell y más) no se enfocaban en los más pequeños, pues funcionaban de manera parecida al anime en occidente: un medio más de expresión para los artistas. The Devil condicionará a nuestros héroes en proceso: para salvar su alma, deberán recuperar la de otros enemigos a lo largo y ancho de la Inkwell Isle (¿notan ya la referencia a los Fleischer Studios?) o lo que terminará siendo nuestro overworld. De aquí en adelante, si buscas una trama profunda, te decimos que este no es el juego que buscas, ya que serán pocas las ocasiones en que tengamos animaciones que nos ofrezcan más argumento, pues todo se enfocará en la estructura básica de Cuphead: sus jefes y niveles.

LOS HILOS QUE CONFECCIONAN SUS MOVIMIENTOS

Es increíble lo dinámico que se puede convertir este run & gun (así lo comercializan sus creadores) en varios tipos de disparos; a nuestros ojos, Cuphead es un juego de disparos, con elementos de plataformas, que se diversifica gracias a su excelente diseño de niveles y jefes. Impresiona que cada uno de ellos se sienta tan único, pues aunque en las imágenes estáticas podrían dar la sensación de solo disparar sin preguntar, existen ciertos patrones, ventanas de oportunidad y hasta momentos en los que solo debes correr para (literalmente) salvar tu alma. Nuestros personajes podrán jugar en cooperativo y solitario, con la opción de llegar hasta a tres diferentes zonas que conforman el mapa completo, donde cada nivel puede jugarse en Simple o Regular con una condición: solo en Regular podrás obtener los contratos necesarios de los enemigos, convirtiéndose en la única opción de enfrentarte a The Devil. Y no solo eso, pues los ataques y el comportamiento de los enemigos cambia de manera radical; nosotros lo recomendaríamos solo para darse una idea superficial del enemigo y nada más.

Ambos héroes por accidente cuentan con un ataque básico que puede ser hecho en ocho diferentes dimensiones en movimiento o en un solo lugar al presionar el RB en el control de Xbox One. Las funciones podrían sonar básicas, pero debido al esquema de botones de Cuphead (que también puede sustituirse según tus gustos) te tendrá casi todo el tiempo presionando dos a tres botones, más los cambios de munición y demás curiosidades, exigirá lo mejor de tus reflejos. Es más, al terminar cada nivel o evento de jefes, serás calificado por tu desempeño, así que el juego estará al pendiente de lo que hagas en cada uno de ellos: si hiciste parrying, las monedas que coleccionaste, el tiempo que tardaste y más; sí, sin duda todo cuenta para sus creadores y le añade un toque arcade a pesar de no contar con otro apartado de estadísticas.

MOMENTOS QUE CONFORMAN UNA EXPERIENCIA

Fuera de ello, combinar el disparo con saltar, correr y un dash son las bases del movimiento, aunque conforme avancemos iremos desbloqueando nuevas sorpresas. Por ejemplo, hay niveles de galería de disparos y otros con cierta perspectiva isométrica; otros se enfocan en la verticalidad y plataformas debilitadas, ¡hasta subir a un avión! Aquí el juego cambia de manera impresionante, pues Cuphead se convierte en un museo y tributo a varios de los subgéneros del shooter, llámese bullet hell y el scrolling. Es en estos niveles que, al mando de un pequeño avión, podemos transformarnos con un solo botón en un personaje más pequeño, lo cual nos otorga mayor espacio para maniobrar, aunque también somos más rápidos y los movimientos deben ser todavía más precisos. Cambiar de tamaño también afecta el rango y poder de nuestras balas, mientras que nuevos tipos de bombas y ataques especiales se agregarán con el paso de las horas.

En general, cada personaje empieza teniendo tres oportunidades para ser golpeado por el enemigo (3 HP) o algún otro elemento dañino como fuego, una caída y más. Conforme nuestras balas den justo en el adversario, iremos llenando pequeñas cargas de ataques especiales, que pueden sumar hasta seis, y que descargaremos de manera separada o como un ataque final según tu experiencia de juego. Pero StudioMDHR no nos deja solo con esto, sino que te permitirá equipar diversas modificaciones y agregar tipos de daño en tu personaje, ya sea que los ganes en ciertas secuencias o las adquieras con monedas situadas a lo largo del juego en la tienda Porkind’s Emporium.

Cuphead se convierte en un museo y tributo a varios de los subgéneros del shooter.

En un inicio pensamos que la dualidad de cada uno terminaría por afectar nuestro desempeño en general, pues si bien puedes aumentar el rango de daño, tu velocidad disminuye; otros te dan un HP más, pero tu nivel de daño se ve afectado. Nada más alejado de la realidad: nos dimos cuenta de lo necesario que era para ciertos casos, pues como ya lo decíamos, los jefes tienen movimientos y mecánicas específicas que necesitarán suplirse con equipamiento. Este último puede cambiarse desde el overworld, que consta del ataque básico y secundario, así como un Super y Charm que no son más que un tipo diferente de disparo y alguna mejora de vida/movimiento, respectivamente. Para fortuna tuya, el buen Porkind actualizará su tienda cada que adquieras una de sus pociones mágicas, así que el inventario irá de acuerdo a tus necesidades.

EL ROSA ES LA CLAVE

Ya sea que juegues en solitario o cooperativo, notarás que algunos enemigos y elementos en pantalla disparan de cuando en cuando una bala u objeto color rosa; todos ellos son compatibles con lo que Cuphead llama Parrying, que no es más que una especie de salto doble que te ayuda a descubrir nuevas zonas en el nivel, moverte mejor en un combate, alcanzar una moneda o más importante todavía: revivir a tu compañero. Cuando se juega en cooperativo y el jugador 1 (P1) o 2 (P2) mueren, su espíritu aparecerá unos pocos segundos en pantalla, cuya ventana de oportunidad te permite revivirlo (con un solo HP) si alcanzas a hacer parrying sobre su alma.

Todos estos movimientos requieren de mucha paciencia y temple por parte del jugador, pues como lo mencionábamos, existen secuencias en las que incluso el timing adecuado puede hacer que cruces varios minutos sin tener que disparar ni una sola bala. Pero en otros también deberás racionar tu munición, pues hay eventos que se desarrollan de manera aleatoria y podrían incluso arruinar tu estrategia por completo; esto significa que más rápido no siempre es mejor en Cuphead debido a que nunca te sentirás en completo control de lo que sucede en pantalla. Si bien nuestro amiguito y Mugman no quieren perder sus vidas, los otros enemigos son despiadados e incluso rompen patrones entre retry y retry, por lo que “aprender” todo lo que hacen resulta casi imposible.

El diseño de niveles también ejerce una fuerte influencia en nuestra manera de explorar, pues desde el overworld hasta las secuencias exclusivas para jefes, la verticalidad, los recovecos, agujeros, máquinas en movimiento, plataformas flotantes y transportes varios aportan un sabor distinto a cada uno de sus entretenidos, pero difíciles instantes. Por fortuna, Cuphead tiene maneras divertidas de mostrarte qué tan bueno o malo eres en cada enfrentamiento, pues una vez que agotes tus vidas, el nivel te mostrará un gráfico lineal de cuál etapa fue en la que te quedaste, la transformación del jefe (o número de jefe) y cuál jugador llegó más lejos, representado al P1 en color rojo  y al P2, azul.

En cuanto a su diseño de jefes y niveles, nos hemos enamorado por completo de la caracterización y peculiaridad de cada uno; sí, están inspirados en franquicias conocidas y que se encuentran bien documentadas, pero más que una simple calca, la pluma de la familia Moldenhauer se siente como un homenaje a todo ese arte. Los tres mundos que conforman a la Inkwell Isle tienen un ambiente definido que deriva en sus niveles y jefes, desde árboles que aportan verticalidad, dotados de vegetación y pájaros carpinteros gigantes (claramente inspirado en el personaje de Ben Hardaway) pasando por casas de caramelo con dulces infames que te atacarán sin pensarlo, hasta buques y marineros salvajes, la planeación de cada uno de ellos es impecable. Entre los distintos niveles (ya sean de plataformas o en avión) y secuencias de jefes, existen unos puntos en el mapa llamados Mausoleos, que teniendo al parrying como tu única herramienta de ataque, te obsequiarán un Super. ¿Quieres saber cuántas veces has fallado? Aunque no tienes un apartado con estadísticas per se, hay rincones de Inkwell Isle que estarán encantados de decírtelo.

COMO CUCHILLO A LA MANTEQUILLA

Técnica y artísticamente hablando, Cuphead es un agasajo para la pupila; más allá de su extraña e increíble línea de arte, Unity (el motor gráfico con el que se creó) tiene un desempeño impecable que funciona como cuchillo a la mantequilla. Pese a contar con opciones de idioma y subtítulos prácticamente nulas (solo está disponible en inglés) visualmente puedes tener una experiencia de antaño con la opción de personalizar el color bleed, la visualización en pantalla y ajustes en el volumen de voces y efectos. Los tiempos de carga son veloces y solo se presentan cuando cargas tu partida (cuando fallas, el retry es casi inmediato) en ningún momento experimentamos problemas de bugs o glitches. Los 60 cuadros por segundo que tenemos a lo largo del juego van de la mano con su género, tan minucioso, que es imposible no dibujar una sonrisa mientras lo juegas. Ya que existen tres espacios para guardar tu progreso, es fácil conocer tu porcentaje de progreso de manera clara y sin atarte a un guardado manual, pues éste se actualiza de manera automática.

Su ambientación terminó por cautivarnos, ya que StudioMDHR se toma muy en serio su espíritu antiguo al reiterar en cualquier ocasión que Cuphead  “fue hecho en 1930”, su tipografía, colores y menús con apariencia de materiales como el cartón, la madera y el corcho nos trasladan de inmediato a esa época. Si sumamos su excelente banda sonora inspirada en artistas como Duke Ellington, Freddy Martin, Nichols Band with Benny Goodman, es decir, el jazz, big band y el bebop jazz, realizada por músicos profesionales bajo el cobijo del director de orquesta Kristofer Maddigan, completan el círculo de manufactura de la gran obra que es Cuphead. Es decir, ya desde el menú mismo nos reciben con un tema encantador que nos está contando la premisa, oscura y peligrosa, en voces que lo tornan en un ameno cuento oscuro. El apartado de sonido también es digno de mencionar, pues cuenta con detalles curiosos como el golpe que recibes por parte de los enemigo, cuando muere uno de los dos jugadores en pantalla, incluso los “murmullos” de algunos NPC que llegarás a encontrar en el overworld y tienen sus secretos propios.

JUNTOS CONTRA EL MUNDO

Cuphead puede jugarse únicamente (y hasta el momento) hasta con dos jugadores de manera simultánea y en cooperativo local. Es en esta sección que encontramos el lado más amable de su dificultad, pues el hecho de que nos ofrezcan la opción de revivir a nuestro compañero en acción es un gran alivio en esta mecánica que, en la actualidad, los estudios están retomando tras el fenómeno del multijugador en línea. Nos agradó que StudioMDHR no complicara un juego de por sí intrincado, pues para jugar en pareja no tienes más que iniciar sesión con un segundo control y saltar de lleno a la acción. ¿Se extrañan más opciones en línea? Ojalá en un futuro, StudioMDHR considerara esta opción desde un inicio para proyectos futuros; aun así, por su precio (que oscila entre $180 pesos y $350 pesos dependiendo de la versión para PC y Xbox One que elijas) es una gran ópera prima. Si agregamos que su valor de rejugabilidad recae casi por completo en repetir niveles run & gun para hacerse de más monedas, quizás los que buscan un reto más allá de terminarlo se sientan desatendidos, pero créannos: con terminarlo seguro habrán llorado sangre en unos cuantos jefes, pues debido a lo diferente de cada uno de ellos, te verás explorando un abanico de dificultad; unos requieren ciertas habilidades y destrezas de tu parte.

NO TODO ESTÁ HECHO: NOS FALTABA CUPHEAD

Las expectativas para medir a Cuphead eran altas después de sus varios retrasos, pero los Moldenhauer deben sentirse orgullosos de este proyecto extraordinario que han creado. Si bien muchos podríamos creer que ya todo está hecho en los videojuegos, Cuphead es un ejemplo claro de que esta aseveración debería replantearse; por supuesto que retoma elementos familiares del género shooter, pero es en la caracterización y el cuidado en todos los detalles, pasando por los sonidos, la banda sonora y su aparentemente simple modo de juego, que lo tornan en un título imprescindible para todos los que tengan un Xbox One o jueguen en PC.

Cada bala, plataforma y enemigo crean una hermosa simbiosis… que no es para todos; pero si estás buscado un reto y llorar unas cuantas lágrimas de sangre, te invitará a estudiar y prestar atención a todo lo que se encuentra en pantalla. El juego en sí, aunque carece de elementos en línea y modos de juego extra, tiene una excelente relación costo-duración que sus creadores estarían dispuestos a añadir en algún momento, pero tampoco creemos que sea algo que opaque la experiencia pues basta recordar las entregas que no abandonan el cooperativo local como Housemarque.

Cuphead está cargado de una atmósfera impresionante, pero la dificultad recae de verdad (más allá de las mecánicas de juego) en los jefes, que suelen añadir elementos aleatorios que simplemente nunca podrás leer, así como el timing que deberás medir con base en tus errores. Esa es, en nuestra opinión, lo que realmente torna difícil a Cuphead.