In Memoriam. Masaya Nakamura

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Mucho antes de que tuviera edad para realmente ponerme a jugar videojuegos recuerdo lo impresionante que era para mi entrar a un salón de arcades o al menos pasar a un lado  de los mismos mientras mis padres iban al super mercado, quizá ver tantas luces de colores y sonidos llamaban mucho la atención de un pequeño de un par de años de edad que buscaba la atención de sus padres para ir a ese lugar mágico lleno de colores, y si bien no tenía edad para jugar, recuerdo la ilusión de subirme a cualquier juego mecánico que a cambio de una moneda ofreciera un poco de movimiento. Con el paso del tiempo mi principal descubrimiento de los videojuegos fue en esos lugares, esos salones que son difíciles de encontrar hoy en día pero que definitivamente formaron generaciones de apasionados de los videojuegos, que al escuchar todos los sonidos mezclados, las risas, los gritos, y en general ese ambiente hipnotizante no podíamos dejar de revisar los bolsillos de nuestros pantalones para ver si quedaba una moneda para una partida más.

Hoy los medios de todo el mundo recuerdan al “padre de Pac-Man”, Masaya Nakamura, pues evidentemente el famoso “comecocos” se volvería emblema de la empresa, trascendió de los videojuegos y se convirtió en un ícono de la cultura pop, pero todo amante de los videojuegos sabe perfectamente que ese título se queda corto para describir todo lo que debemos agradecer a una de las figuras que ayudaron a darle forma a esta industria que tanto amamos.

En 1955 inició el sueño de Nakamura con una empresa que bajo el nombre Nakamura Manufacturing se dedicaba manufacturar juegos mecánicos infantiles como aquellos a los que hacía referencia en el primer párrafo de este texto. Tres años después la empresa pasó a tomar el nombre Nakamura Amusement Machine Manufacturing Company, misma a la que se hacía referencia simplemente como Namco por sus iniciales y que años después, en 1970, evolucionaría de los juegos mecánicos para niños a dar los primeros pasos en la industria de las arcades con un simulador de manejo que funcionaba con monedas.

Uno de los pasos más importantes para su empresa sucedió en el momento en que Nakamura tuvo la valentía de que, en medio de una crisis, Atari remató su subsidiaria japonesa para mediados de la década de los setenta, y en un movimiento que muchos calificarían como una verdadera locura Nakamura le apostó al negocio cerrando un trato en el que pagó medio millón de dólares por la empresa con una suma muy fuerte comparando lo que ofrecían otras empresas como Sega que ofrecía sólo $50,000 dólares por la misma.

Al final lo que era calificado como una locura resultó siendo una muy inteligente inversión de Nakamura pues le otorgó a Namco la licencia de distribuir de forma exclusiva los juegos de Atari en Japón por una década justo en la cúspide de los mismos y además le permitió a la empresa abrir muchos salones de arcades que atraían al público por sus juegos. Lo mejor sería la época dorada que se avecinaría para la empresa que nos entregó para finales de los setenta y principios de los ochenta algunos de los juegos ya completamente propios que se convertirían en pilares de la industria de los videojuegos como la conocemos.

En específico el primer videojuego que desarrolló Namco con ayuda del legendario diseñador de videojuegos Toru Iwatani fue Gee Bee (1978), una propuesta que nos recordaba bastante a los pinball; los siguientes años serían prolíficos para la empresa de Nakamura con Galaxian (1979) que llegó usando por primera vez color RGB, Pac-Man (1980) que sería un fenómeno mundial inigualable, y otras propuestas emblemáticas de la empresa como Galaga (1981), Dig Dug (1982), Xevious (1982) y Pole Position (1982). Habrá muchos que quizá no recuerden estos títulos en sus versiones de arcade, pero ¿qué hay de su llegada a consolas caseras? Si creciste con consolas como un Atari 2600 o un NES seguramente muchos de estos clásicos publicados bajo el sello de “Namcot” alegraron tus consolas, en mi caso Mappy y sus frenéticos saltos en ligas de colores fue parte esencial de las alegrías de mi infancia.

Para finales de la década de los ochenta la empresa contaba con enormes ganancias por sus juegos publicados en el NES y tenía hasta privilegios especiales como fabricar sus propios cartuchos, por lo que cuando Nintendo revocó muchas de esas ventajas a la empresa, Nakamura criticaría esas acciones de la gran N como monopólicas y anunciaría su apoyo al Sega Mega Drive. Incluso en el mercado de las consolas caseras intentaría incursionar de forma más fuerte con una consola propia comparable con el Super Famicom de Nintendo que sería el PC Engine 2 que se lanzaría en alianza con NEC, desafortunadamente la negociación no pudo concretarse debido a que no se pudo llegar a un acuerdo con Hudson para tal fin.

¿Descuidaron su mercado de arcades en los noventa? Para nada, siguió apostándole a la innovación en las arcades –con títulos que posteriormente llegarían a consolas– incursionando con los gráficos tridimensionales en juegos como Ridge Racer (1983), Tekken (1994) y Soul Edge (1995) o ¿qué me dicen del inigualable arcade de disparos Time Crisis? También durante esa década la empresa experimentó en otras ramas como los parques temáticos y la comida e incluso adquirió el estudio de cine Nikkatsu.

Para 2005,  Namco se fusionaría con Bandai para fomar la tercer empresa más grande de videojuegos en Japón, el día de hoy sigue siendo una de las más importantes empresas a nivel mundial desarrollando y publicando juegos que abarcan muchos mercados y formatos.

Nakamura estuvo en la mayoría de las etapas de la empresa y aunque ya no tuvo que ver con la fusión con el que en otra época fuera uno de sus rivales, tomó importantes decisiones que a lo largo de décadas que impactaron casi siempre de forma positiva en el rumbo de tan importante compañía. Nakamura se retiró en 2002 del trabajo en Namco como tal y se quedó con un puesto honorario, para 2006 los registros apuntaban a que Nakamura San era la persona número 68 de Japón en cuanto a su riqueza.

Hace un año tuve la oportunidad de disfrutar un agradable rato en el Namco Funscape Underground Arcade en el centro de la ciudad de Londres; encontrarme fuera de Japón con un local de varios pisos de arcades de todo tipo, juegos de destreza y hasta un boliche con imágenes de Pac-Man por todos lados me recordaron esos momentos especiales que en mi infancia suponía pasar a esos locales que hace unas décadas abundaban también en nuestra región. Ese bullicio, el clásico sonido de Pac-Man, las luminosas señales de los gabinetes y hasta el olor de las palomitas de maíz me recordaron que mi vida no hubiera sido la misma sin la experiencia de pisar un lugar de Arcades, y aunque varias empresas tuvieron que ver para su impacto a nivel internacional, no cabe duda que Namco fue uno de los pilares que desembocaran en que todos hayamos tenido ese tipo de vivencias.

Nakamura será recordado como uno de los grandes, tanto así que si no conocías que la “N” de Namco viene de su apellido, jamás volverás a ver ese nombre de la misma forma. Es momento de recordar a esta importante figura de la industria con alguno de esos juegos que seguro marcaron tu infancia. Gracias por todo Nakamura San.

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg