La Comisión Europea está contactando a las autoridades de protección al cliente del Reino Unido, Italia y otros países, así como a Apple y a Google para regular las políticas de venta y para que consideren ser sinceros y claros con los consumidores pues los juegos free-to-play suelen tener costos no especificados o incluso cobrar sin autorización. Por ejemplo, aquellos que se anuncian como gratuitos, sí tienen un costo. Los juegos no deberían invitar explícitamente a los niños a comprar ítems y así persuadir a sus papás de que lo hagan. Las formas de pago deben estar especificadas y no hacer cargos automáticos sin la autorización del usuario.
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