Como ya es una costumbre, el nuevo juego de Call of Duty se enfrenta a una controversia alejada de la calidad de este título. En esta ocasión, el dueño de un hotel de Ámsterdam está molesto con su inclusión en Modern Warfare II, algo que podría llegar a ser un problema legal para Activision.
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Patrice Desilets suele ser considerado como el creador de Assassin's Creed. Tras dejar Ubisoft inició un proyecto en THQ que fue conocido como 1666. Desarrollado por el creativo en el estudio de Montreal, no se supo nada concreto hasta que la compañía entró en bancarrota. El mismo Ubisoft adquirió la desarrolladora y los derechos, los cuales fueron peleados por Desilets en una batalla legal que terminó hace apenas unos días con un acuerdo. Éste permite al autor seguir trabajando en su proyecto. Si bien ahora tiene planes distintos, por lo menos ya podemos ver lo que nos esperaba (o nos espera) con este título en desarrollo.
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