Una mentira para contar la verdad

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Desde el inicio del medio hemos visto, por montones, títulos que recrean la guerra con diferentes mecánicas y diferentes enfoques. Los hay tácticos, en los que pensar cómo flanquear al rival y cómo mantener una economía de guerra es lo más importante. También están los aclamados juegos de disparos, los de perspectiva de campo y de vista en persona, que son sin duda los más espectaculares al momento de la minuciosa recreación del campo de batalla.

Cuando, en 1998, Steven Spilberg nos dio la historia del soldado Ryan hizo una recreación completa de un momento histórico y también captó el drama de un combate en el que muchos hombres perdieron la vida, Una mentira para contar la verdad, apuntaría el crítico Mark Cousins, en su serie documental de la historia del cine.

Pero aquí encontramos una confrontación, pues la mayoría de los juegos de mayor alcance no usan el montaje para contarnos la verdad sino una interpretación extraña de los hechos. No voy a decir que cuentan la historia desde la vista del ganador, ya que además de ser una esquina muy común es una mentira, ya que por la corrección política occidental actual se ha permitido que también tomemos el rol de los vencidos o de los terroristas. Y es que cuando CoD se aventuró a ponernos en los zapatos de los enemigos de la democracia, muchos pusieron el grito en el cielo; sin embargo, fue un movimiento de corrección política para demostrar que son incluyentes. Con la revelación de la injerencia del ejército y fabricantes de armas en el desarrollo de videojuegos había que demostrar que no había un ultra-nacionalismo en los más vendidos de juegos de guerra.

Claro que también existen juegos que reflexionan sobre las consecuencias de la guerra como es el caso de la obra hecha por Yager Development, Spec Ops: The Line, que puso el cuestionamiento moral de la violencia como la razón más importante de su narrativa, pero aquí debemos ir con pausa ya que el drama psicológico de la guerra con respecto a la moralidad de occidente es algo normal de ver, a saber, es común que en nuestras sociedades eurocentrizadas el asesinar es mal visto, con la excepción de la guerra… aunque incluso en estos conflictos en occidente estamos acostumbrados a sentir el pesar del prójimo por distintas razones. Por su parte MGS también muestra la cara económica de la guerra, ya que aquí más que las consecuencias son las causas, me explico: a Kojima le interesa más desenterrar las causas del conflicto y su eterno retorno, porque como lo muestra la saga la guerra es un ciclo que se repite una y otra vez cuando se manifiestan las mismas condiciones de posibilidad.

Como hemos visto hasta este punto los juegos que más avanzan sobre el drama de la guerra son aquellos que se alejan de las vías principales, hasta el momento nos hemos encontrado sólo con un momento de CoD, aunque también podemos enmarcar en Battlefield 3 aquel punto durante las primeras horas en las que un francotirador acierta en uno de nuestros compañeros por lo que hacemos lo más humano posible, cubrimos el campo para cargar hasta un lugar seguro a nuestro semejante para intentar salvar su vida. En estos aspectos el último juego mencionado nos da algunos momentos humanos donde no busca exaltar la moralidad o la reflexión sino que es puramente humano. Que CoD no explore tanto estos momentos no lo hace un mal juego… al contrario, a lo largo de los años ha perfeccionado sus mecánicas y sus formas lo que lo convierten en el juego de disparos en primera persona más refinado de la industria, no por nada es el rey del multijugador.

Y es que en estos temas hay que saber diferenciar entre un juego con intenciones narrativas y uno con pretensión de ser el mejor en cuanto a juego. Esto sólo lo apunto para evitar la controversia innecesaria de qué aporta cada uno.

Pero en todo esto hay un tercer tipo de juego que vale la pena explorar. Sin gráficas ni jugabilidad impresionantes, se presenta la obra de protesta social-política, como ya hemos dicho el videojuego es una forma de la experiencia y expresión humana por lo que también es una vía para la manifestación del malestar… esto se excluye del arte ya que cuando se necesita conceptualizar pierde la esencia. En este tercer tipo de obra bélica vamos a encontrar a EndGame: Syria, cuya mayor apuesta es crear conciencia y hacer una denuncia de los crímenes que se cometen en la guerra del oriente medio. Más que jugar apela por mostrarnos datos en tiempo real de una batalla que sí está ocurriendo, así que es crudo y su mensaje golpea directamente al jugador, no busca que te diviertas y mucho menos que juegues como tal, lo que busca es que veas el horror de una guerra en tiempo real y entiendas los movimientos de todo tipo en un conflicto. Una mentira para contar la verdad.

 

Yo voy a dejar esto aquí, esta vez sin un comentario extra para evitar controversia. Si desean opinar por favor sean tolerantes con el otro.

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg