Review – Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Let’s Go, Eevee!

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Volviendo a Kanto, la región en la que inició todo

Review_PokemonLetsGoHan pasado ya 22 años desde aquel 27 de febrero de 1996 en el que, en Japón, fueron lanzados un par de juegos que desatarían toda una fiebre mundial que sigue perdurando incluso hasta el día de hoy: obvio me refiero a Pokémon Red y Green (Blue en América). Aunque desde entonces hemos visto llegar más de siete generaciones de títulos principales y múltiples spin-offs basados en los monstruos de bolsillo, resulta innegable decir que las primeras versiones, las que dieron pie a la Pokémanía, se siguen manteniendo como las favoritas de una amplia mayoría de los fans.

Que los títulos de Pokémon Red y Blue sigan postrados como algunos de los títulos más memorables de millones de jugadores se debe a muchos factores. Por un lado, éstos fueron los primeros títulos que introdujeron a muchos al género RPG, uno de los que más suelen intimidar a los jugadores; por el otro, su esquema de gameplay fue tan simple y accesible que se ha mantenido casi intacto hasta el día de hoy en las entregas más recientes; e inclusive y pese a no ser nuevo, su concepto de capturar y entrenar a cientos de criaturas fue algo tan novedoso en su momento que simplemente se insertó y dio pie a una nueva tendencia que muchos intentaron replicar pero, difícilmente, consiguieron superar. Se tratan pues de juegos que, aún y con el paso de los años, siguen perdurando a las pruebas del tiempo.

En el 2016 Nintendo y The Pokémon Company celebraron durante todo un año el 20 aniversario de la serie y lo hicieron por medio de diversos eventos, actividades, promociones y lanzamientos. Si bien el festejo fue fantástico, muchos no pudieron dejar de sentir que el producto más importante de esa celebración, las versiones de Pokémon Sun & Moon, dejaron cosas a desear. No es como si los juegos hubieran sido malos en sí pero, aún y pese a tratarse de entregas nuevas, no fueron ese tributo a los orígenes de la franquicia que muchos esperaban. Por lo visto en Game Freak se dieron cuenta de esto y es por ese mismo motivo que, un par de años después, nos traen dos remakes que nos llevan de vuelta al punto de partida de lo que es Pokémon. Dichos títulos son Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee! y son dos juegos que, no dudamos, te harán volver en el tiempo (y a tu infancia, dicho sea de paso).

Capturar Pokémon nunca había sido tan divertido… e impreciso

Poniéndolo en términos simples y concretos, Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee! consisten de remakes de la versión amarilla de Game Boy, la cual a su vez fue en una edición con ciertos cambios y mejoras de Pokémon Red & Blue; es decir que, como tal, ambos títulos recrean la misma aventura original que muchos disfrutamos hace ya 20 años. Entonces, ¿eso quiere decir que, salvo por los gráficos, éstos no cuentan con nada nuevo? Por suerte no es así, ya que a las mismas se le añadieron e implementaron varias mecánicas, tanto de generaciones posteriores como de juegos más actuales, que le dan un brío de frescura a esta experiencia de antaño.

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El cambio más importante de todos recae en la captura de los pokémon. Como seguramente recordarás la manera en la que se acostumbraba atrapar a los monstruos salvajes era por medio de combates en los que buscábamos debilitarlos, sólo para después intentar capturarlos con algún tipo de pokébola. Para la ocasión, el equipo de Game Freak optó por remover este sistema y sustituirlo por uno similar al visto en Pokémon Go (el juego de móviles) que se desprende por completo de los duelos y, en su lugar, se enfoca solamente en el acto de lanzar la pokébola, sin más ni menos.

Sabemos perfectamente que para muchos este nuevo sistema de captura podría no ser tan atractivo dado lo simplón y hasta “casual” que aparenta ser. Sin embargo, he de decir que éste me ha sorprendido por lo bien estructurado de su sistema. Más allá de tener que lanzar una pokébola, hay otros elementos que entran en juego al momento de las capturas y que debemos tener en cuenta cada vez que nos topemos con un pokémon. Desde saber el tipo de bola que habrá que usar o calcular el tiempo en el que deberemos de lanzarla para así aumentar las probabilidades de atraparlo, hasta estudiar los movimientos del pokémon con tal de evitarnos el infortunio de gastar pokebolas a lo tonto, son sólo algunos de esos aspectos a considerar.

Pero el simple acto de aventar pokébolas es una mecánica que debe comentarse por separado. Al tratarse de un juego para Switch, existen tres maneras en las cuales podemos usar los controles para capturar a los pokémon. La primera y la principal de todas es mediante el uso de los Joy-con que nos invita a que simulemos la acción de lanzar la pokebola cada vez que aventemos una de ellas. Aunque no voy a negar que dicha opción es la más divertida de todas y la que mayor personalidad le da al juego, ésta no es perfecta y llega a ser imprecisa en muchas ocasiones y al punto en el que las pokébolas que lancemos terminen yéndose hacia una dirección equivocada o saliendo sin la fuerza adecuada. Durante mi tiempo con el juego, me percate que esas fallas suelen ser más recurrentes cuando jugamos a una distancia reducida del Switch (ya sea en su modo portátil o mientras está conectada a la TV) o, en su defecto, cuando el Joy-con no se encuentra alineado y apuntando de frente a la consola. Por ello y en caso de jugar con esta opción de mando, sugiero que jueguen a una distancia pertinente en la que el Switch sea capaz de reconocer mejor los movimientos.

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Otra opción de control que va de la mano con la anterior es la del Pokéball Plus, el cual en términos simples vendría a ser una versión simplificada del Joy-Con convencional pero con diseño de… ¡adivinaron! De pokébola. En el tiempo que pude probar este mando me di cuenta de que el mismo fue diseñado para reaccionar mejor a la simulación de lanzar; es más preciso y da una mayor experiencia de juego “pokemonezca”. No obstante, el mismo también llega a presentar fallas de imprecisión como con los que los Joy-Con normales, aunque no de forma tan recurrente.

La otra opción es la que, personalmente, más me acomodó: la de jugar con los Joy-Con conectados al propio Switch en modo portátil. Al jugar de esta manera y al vernos imposibilitados de aprovechar la tecnología sensorial del Joy-Con, el juego recurre a las funciones de giroscopio de la consola para así simular la sensación de movimiento que tendríamos con las otras alternativas de mando y limita el acto de aventar al simple presionar de un botón. Si bien esta opción de juego es menos inmersiva que las dos previas, es la más precisa y confortable de todas. Cada quien podrá elegir el control que más le guste y se ajuste a lo que busca pero, en lo personal, considero que ésta última es la que menos inconvenientes tiene.

Siguiendo bajo este misma idea de la captura, otra diferencia importante que salta rápidamente a la luz es la forma en la que aparecen los pokémon salvajes. Como seguramente recordarás, los monstruos salvajes solían aparecer de manera aleatoria mientras caminábamos por la hierba, explorábamos cavernas y bosques o navegábamos por el agua; ahora, todos los pokémon no salen al azar y de hecho es posible verlos merodear libremente por las rutas y caminos, por lo que bastará con que nos acerquemos a ellos para así iniciar la fase de captura. A decir verdad este cambio fue de los más gratos que observamos en el juego puesto que con ello se redujeron enormemente los encuentros innecesarios que solían entorpecer el progreso de la aventura (cof,cof… Zubats… cof, cof), eso sin mencionar que el mismo nos permite enfocarnos más en lo que sea que busquemos realizar (ir a enfrentar entrenadores, cazar algún tipo de pokémon en particular o hasta generar cadenas que provoquen la aparición de criaturas Shiny o más raras). Se trata pues de un cambio que aunque rompe con parte de la fórmula que todos conocemos, se acopla perfectamente a la misma.

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Hay otra modificación más que transforma la experiencia de manera gratificante al simplificar otra tarea que, hasta ahora, siempre fue tediosa. Como ya es costumbre, nuestro equipo solamente puede conformarse de seis pokémon activos que podremos entrenar, mientras que el resto de los que atrapemos irán a parar a una caja especial. El punto aquí es que dicha caja ya no será accesible desde las remotas computadoras de los centros pokémon, sino que ahora podremos adentrarnos a éstas desde el propio menú principal de pausa. ¡Así es! Ahora es posible cambiar de pokes en donde sea que nos encontremos, y eso es algo que por si solo agiliza enormemente el ritmo en el que progresemos en el viaje. De nueva cuenta, otro cambio más que acertado respecto a las versiones originales.

Comparado con juegos previos, el proceso de captura adquiere mayor sentido y valor general. Más allá de que esto nos servirá para completar el pokédex (que por cierto ahora se centra solamente en los primeros 151 pokémon), atrapar criaturas nos será de gran ayuda para cumplir con algunos retos presentes en el juego y hasta para conseguir caramelos con los que podremos aumentar los stats de cada criatura. Podrá sonar un poco exagerado, pero considero que ambos juegos son los que mejor provecho han sacado del concepto de atrapar monstruos a diestra y siniestra, o al menos de una manera menos cerrada a la idea de completar una enciclopedia.

No todo es Pokémon Go en estos remakes

Ahora bien, que el sistema de captura haya cambiado no quiere decir que el esquema básico de batallas, elemento insignia de la serie, no esté presente en juego. Tal y como ha sucedido siempre, a lo largo del mapa de Kanto nos toparemos con una enorme cantidad de entrenadores que estarán ansiosos por retarnos a una batalla pokémon, las cuales retienen la estructura clásica de las afrentas; esto es, duelos por turnos de 1v1 en los que cada pokémon realiza un ataque o habilidad de entre las cuatro con las que cuente, todo con el único objetivo de derrotar al equipo del rival.

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En el aspecto de las batallas las cosas no han cambiado en lo más mínimo y siguen siendo tal y como muchos fans recuerdan, aunque cuentan con algunos ligeros cambios respecto a las primeras versiones como lo son la adición de más ataques o tipos de pokémon nuevos (acero, oscuro y hada), batallas dobles o uso de mega piedras para mega evolucionar a ciertas criaturas. También debe mencionarse que es posible combatir a algunos pokémon salvajes, aunque esto sólo se limita a los enfrentamientos con legendarios a los que hay que vencer en un periodo de cinco minutos para así activar su fase de captura.

La exploración del mundo es otro rubro que, con todo y que se mantiene prácticamente idéntico, tiene algunos cambios interesantes. Uno de los más llamativos recae en la forma de operar de los HM, técnicas que podían ser usadas en el mundo exterior para así alterar los ambientes y remover obstáculos de nuestro camino. Previamente dichas técnicas podían ser enseñadas a cualquier pokémon aunque con el inconveniente de que éstas jamás podían ser borradas y de que se volvía indispensable contar con la criatura que la sabía si es que deseábamos recurrir a la misma. Ahora y para facilitar aún más todo, dichas destrezas pasaron a llamarse “Técnicas secretas” y todas ellas son aprendidas ya sea por Pikachu o Eevee, el pokémon inicial de cada versión, de manera paralela a sus ataques básicos. Una vez más, éste fue una de las modificaciones que más aplaudimos de los juegos ya que nos evitan la pena de atar a nuestro equipo a un pokémon que se encuentre esclavizado a estos movimientos, todo sin la necesidad de sacrificar espacio en nuestra party o de los movimientos disponibles para cada uno de los pokémon que la conforman.

El desplazamiento rápido también sufrió una modificación un tanto más simple, pero no por ello discreta. En los juegos originales una opción para movilizarnos más rápido era mediante la bicicleta, otro ítem insignia de la franquicia. Sin embargo, ésta ahora fue removida por completo en favor de otro interesante concepto: el de montar pokémones.

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Ahora y de manera similar a como ya ha sucedido en otros juegos de la serie, podemos dejar que un pokémon de nuestro equipo nos siga fuera de su pokebola y disfrute de nuestra compañía. Como tal esto se postra más como un aspecto casi estético, aunque hay monstruos de los cuales su tamaño nos permitirá montarlos para desplazarnos sobre ellos y aprovechar así de sus cualidades de múltiples formas como lo es ir más rápido, movernos por el aire mientras evitamos obstáculos terrestres o, inclusive, alcanzar pokémon voladores. Además, aquellos en los que no podamos subirnos tendrán la facultad de encontrar cosas secretas esparcidas por el mundo.

Pero como si lo ya mencionado no bastara como para darle mayor variedad al asunto, también se implementó una opción de juego cooperativo local en el que dos personas, cada una haciendo uso de un Joy-con, puede unirse a la aventura y hasta participar en las batallas y momentos de captura. Esto último resulta un tanto conveniente cuando intentamos atrapar a algún pokémon ya que se pueden conseguir bonos adicionales y hasta duplicar el porcentaje de captura si logramos lanzar dos pokebolas al mismo tiempo; pero fuera de ello, esta alternativa de multijugador no es primordial para la aventura. Incluso, me atrevo a decir que ésta puede llegar a romper un poco el metajuego durante los combates al darnos una amplia ventaja durante los enfrentamientos individuales al hacer que los mismos pasen a ser duelos de 2v1.

Fuera de lo anterior, Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee! siguen ofreciéndonos esa misma aventura que se volvió clásica en la industria. De nueva cuenta, nos lanzaremos en un viaje de más de 20 horas por la región de Kanto en el que buscaremos retar a los ocho líderes de gimnasio y a la Elite Four del lugar para así alcanzar nuestro sueño de convertirnos en maestros Pokémon, todo al tiempo que detenemos los planes del perverso Equipo Rocket que busca conquistar al mundo por medio de sus actos criminales.

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En sí la historia no cambió en lo absoluto y retiene la misma premisa simple que todos recuerdas; en ese sentido, puede que el juego decepcione a muchos al no ofrecer nada “nuevo” en el sentido narrativo. No obstante, los desarrolladores añadieron algunas cuantas cinemáticas (ingame) y algunos sucesos y encuentros nuevos que, pese a que no cambian el resultado final, dotan a su narrativa con más fuerza y que hace énfasis en los momentos más claves e importantes. Créeme cuando te digo que aunque ya te sepas la trama de los primeros juegos a la perfección, habrá momentos en los que la sola presentación de la historia te sorprenderán por lo bien cuidado que están.

Terminada la aventura, no hay mucho más que ver

Pese a que el viaje es extremadamente disfrutable y te maravilla por lo increíble que luce, resulta lamentable ver que el juego no ofrece mucho contenido adicional postgame para disfrutar. Cuando digo esto no lo hago en el sentido de que, tras ser campeón, se acabo el juego por completo, sino en el de que hay muy poco por realizar o hacer una vez que vences a la Liga o completas el Pokédex.

Sin ahondar en muchos spoilers, tras acabar con la campaña se activan algunos pocos duelos con personajes “clásicos”, las revanchas contra tu rival o los líderes de gimnasio y surgen los Master Trainers, que son entrenadores que se especializan en un solo pokémon y en cuyos duelos sólo podemos usar el mismo tipo de poke que ellos usan. Por mucho, éstos últimos son los entrenadores más difíciles que encontrarás en todo el título, pero la simple idea de tener que derrotar a 151 de ellos podría no ser algo del agrado de todos. Si eres de los que acepta el reto entonces ellos aumentarán la rejugabilidad de las versiones por varias horas pero, si no es así bueno, es algo que preferirás pasar.

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El apartado del multiplayer es otro que añade cierta rejugabilidad , pero no de la que más adecuada debido a lo imitado y simple que es. Como tal los juegos nos permiten realizar, tanto de manera local como vía online, intercambios y combates individuales o dobles; lo más básico, pues. El punto malo de esto es que su sistema no es abierto y se basa con un sistema de códigos que prácticamente reduce los enfrentamientos con personas reales a meros encuentros acordados. Hubiera sido increíble que ambos tuvieran un sistema de emparejamiento que permitiera entrar en contacto libremente con otros jugadores en el mundo para así batirnos a duelo con quien fuera en prácticamente cualquier momento. ¡Pero en fin!

A la par de lo anterior y como su propio nombre lo deja entrever, el juego tiene la opción para conectarse con nuestras cuentas de Pokémon Go y de permitirnos pasar cualquiera de los pokémon de la primera generación (o sus formas Alola) que hayamos capturado en nuestro móvil a los títulos de Switch. Aunque esta opción no es indispensable para jugar las versiones, su sola presencia le añade cierto valor de rejugabilidad al juego y facilita aún más la tarea de completar el pokedex.

Pikachu e Eevee, el lado más “Kawaii” de los juegos

Siendo que estas versiones llevan incluidos en el título los nombres de Pikachu e Eevee, es de suponerse que habría apartados en los que los dos pokémon destacarían o se haría mayor énfasis en ellos. Siendo honesto, ninguno de ellos resulta trascendente para la experiencia, pero es digno mencionar alguno de ellos de los más importantes.

De entrada y al ser los pokémon iniciales de cada una de sus respectivas versiones, tanto Pikachu como Eevee no pueden evolucionar en lo absoluto. Sé perfectamente que esto podría ser algo que preocupe a varios pero, para solventar esta aparente desventaja, Game Freak dotó a ambos con stats perfectos y algunos movimientos especiales que los hacen contendientes fuertes en las batallas. Si decides mantenerlos en tu equipo principal (que en teoría es lo que el propio juego quiere incentivar) puedes dar por hecho que cualquiera de ellos será un pokémon versátil y de gran ayuda.

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A la par de lo anterior y como ya mencioné arriba, Eevee y Pikachu son quienes ahora aprenderán las “HM” que son necesarios para progresar en la aventura. Esto último por más extraño que parezca, facilita más las cosas y elimina la tediosa necesidad de tener que contar forzosamente con algún pokémon que sepa surfear, volar, empujar, cortar y demás cosas en nuestro equipo para así proseguir.

Finalmente y como ningún juego de Pokémon estaría completo sin algún apartado “kawaii”, en esta ocasión contamos con dos rubros en los que Pikachu e Eevee sacan a relucir toda su lindura. Uno de ellos es la opción para personalizarlos y vestirlos con las diversas prendas y accesorios que iremos consiguiendo en el viaje, mientras que el segundo es un pequeño juego donde podremos acariciar y darle de comer a los dos. ¿De qué sirven para progresar? ¡Absolutamente de nada! Pero eso no les quita que las dos cosas sean muy monas. ¡Aww!

Un deleite visual y sonoro que te llevará a tu infancia

En lo que respecta a su presentación, las dos versiones lucen increíbles. Gráficamente hablando los remakes se ven maravillosos y, pese a contar con mejores gráficos, ambos recrean fielmente todas y cada una de las ciudades, pueblos, cuevas, bosques, rutas y gimnasios que conocimos hace ya más de dos décadas. La región de Kanto jamás se había visto tan bien como lo hace en Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee!

Lo mismo se puede decir de los propios diseños de los pokémon y entrenadores. Siendo alguien que creció jugando varias veces las versiones originales de Pokémon en Game Boy, en verdad me maravilló ver la forma en la que clases de entrenadores tan memorables como lo son la Lass, Biker, Bug Catcher, Hiker, Swimmer, Super Nerd o Pokemaniac lucen tan bien mientras retienen ese diseño clásico por el que los conocimos. Sucede lo mismo con los pokémon, aunque el diseño en 3D de éstos es algo que hemos venido viendo desde las versiones X & Y en 3DS.

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Por último, no puedo dejar de hacer mención a la música de los títulos. Me resultó imposible no derramar algunas lágrimas y mucho menos tararear una vez que empecé a escuchar los arreglos que se hicieron para las entregas de ahora. Desde la meláncolica pero linda melodía de Pallet Town o el alegremente tétrico tema de Lavender Town, hasta los trepidantes y enérgicos temas de batalla contra entrenadores o líderes de gimnasio; si son como yo de los que ama las bandas sonoras de los juegos (sobre todo de las primeras generaciones) entonces prepárense para experimentar un tremendo y placentero viaje musical  hacia su infancia (o juventud).

score84He de reconocer que cuando anunciaron Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee! y mostraron su concepto general, fui de esos jugadores que no se mostró del todo convencido con la propuesta. No es como si no me agradara la idea de que se implementaran mecánicas como la de Pokémon Go en los remakes, pero me era imposible sentir que las mismas podrían acabar por no embonar y romperían con la fórmula consagrada de la franquicia. Si no estaba rota ¿por qué esa necesidad de querer componerla? Por suerte mis temores se quedaron sólo en eso y, tras probar los juegos me di cuenta de que Game Freak sabía lo que hacía con los juegos y que ese deseo por experimentar con la franquicia tenía justificaciones más que validas.

Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee! son más que sólo un par de remakes increíbles. Son un claro ejemplo de que cuando se domina algo, la experimentación  puede derivar en resultados por demás interesantes y, sobre todo, funcionales. Aunque se nota que éstos fueron realizados con la intención de hacer de ellos algo atractivo para aquellos jugadores asiduos de Pokémon Go, el producto final que obtuvimos fue uno que apela tanto a quienes siguen fascinados con el juego de móviles como a aquellos fans “hardcore” que crecieron con los primeros juegos de Game Boy.

Tristemente no todo es perfecto en estas reediciones y prueba de ello son sus controles de movimiento que, aunque funcionales, llegan a ser imprecisos; las pocas sorpresas que se añadieron a su historia principal o el escaso contenido postgame que hay tras concluir con el viaje y completar el pokedex. Pero fuera de estas fallas, todos los cambios que se implementaron en los juegos terminaron siendo muy acertados y acaban por opacar por completo sus defectos.

La pregunta obligada: ¿Valen la pena Pokémon: Let’s Go, Pikachu! y Pokémon: Let’s Go, Eevee!? Con toda seguridad les puedo decir que sí, aunque se lo recomendaría sobre todo a quienes sean amantes de Pokémon Go y quieran profundizar más en la franquicia o, en su defecto, a aquellos fans de la serie añoran con anhelo las buenas épocas de la primera generación. Si eres de los primeros, entenderás las razones por las que la gente ama a Pokémon; si eres de los segundos, entonces prepárate hacer un viaje en el tiempo que te hará recordar las razones por las que te volviste fan y comenzaste a soñar en convertirte en un entrenador pokémon al igual que Red o Ash.