La permanente orfandad

El tema de la escena independiente y estudios muy pequeños desarrollando en consolas, ha tomado mucha fuerza durante los últimos diez años. Antes de que todo este boom ocurriera, Microsoft fue de las primeras empresas en abrir ventanas para que estos desarrolladores pudieran publicar sus obras. Dejando un poco de lado toda la polémica que hubo por las severas políticas de exclusividad por parte de los creadores de Windows, la realidad es que gracias a ciertas negociaciones, hemos tenido autenticas maravillas como Limbo, FEZ o Super Meat Boy. A pesar de no ser tan constante como su más cercana competencia, normalmente cuando un juego de este tipo llega a plataformas Xbox, nos llena el ojo por completo. Ori and The Blind Forest es un título que brilla intensamente en cada uno de sus apartados, siendo muy probablemente, lo que más he disfrutado en este 2015.

Moon Studios (autores de Warsoup, un FPS de Xbox 360 bastante mediocre que nadie jugó) fue el encargado de entregarnos esta autentica maravilla del entretenimiento, la cual, tiene clara inspiración en varios de los videojuegos más aclamados de toda la historia. De manera breve y un tanto superficial, podemos decir que Ori and The Blind Forest es un platformer 2D con exploración muy a la Super Metroid. Su balance entre estos dos géneros, se ve perfectamente mezclado con una emotiva historia que a su vez, se apoya en una dirección de arte más que sobresaliente y una música que te hará vibrar en todo momento.

Una nueva catástrofe

Cuando Ori and The Blind Forest fue anunciado y se nos dieron los primeros avances, pensé que estaríamos frente a un juego muy enfocado a la parte visual y narrativa, dejando un poco de lado el tema de las mecánicas. Después de la primera hora de juego, mis sospechas se empezaban a confirmar y a pesar de que lo anterior se disipó rápidamente, de alguna manera, los desarrolladores consiguieron que el tema de la historia se mantuviera relevante.

La situación de las historias dentro de los videojuegos viven tiempos de altibajos. En este título, no se busca encontrar el hilo negro de la narrativa, sin embargo, se pone especial énfasis en mantener interesado al usuario, esto a pesar de que por la misma naturaleza de su género, la narrativa se tiene que ver comprometida de algún modo, pues los eventos se nos van contando por medio del gameplay. Dicho asunto es aplaudido por muchos de nosotros, mientras que los amantes de experiencias mucho más cinemáticas y controladas, puede que tengan problemas.

The Blind Forest apuesta por un terreno bien conocido, contándonos un muy trágico cuento de hadas en el que ocurre una enorme catástrofe que destruye un bello mundo al que tenemos que rescatar. La relación entre nuestro personaje principal y el otro individuo gordinflón es estrecha y muy emotiva. Sin arruinarte nada de este apartado, te podemos decir que la historia va siendo narrada por una mística voz que habla en una lengua desconocida, mientras que los títulos en inglés están escritos con elegantes y muy sofisticadas palabras que consiguen maravillosamente sumergirnos en la experiencia. En varias ocasiones se me venían a la mente los diálogos en prosa que vimos en Child of Light.

Si eres de los amantes de este tipo de relatos, te aseguramos que este título cumplirá de buena forma. La identidad de Ori, nuestro protagonista, también es bastantes misteriosa, pero te podemos adelantar que es un ser que sufre constantes perdidas por las que siempre se ve en situaciones comprometedoras que tiene que superar de una u otra manera.

Un mistico y meláncolico bosque

Lo primero que salta a la vista en cuanto Ori and The Blind Forest comienza a correr, es su preciosa dirección de arte. Me vuela la cabeza lo conseguido por Moon Studios y lo bien invertido que se ve el dinero de Microsoft. El dominio sobre Unity, motor gráfico del juego, brilla de manera intensa, incluso me atrevo a decir que compite con maravillas como el UbiArt Framework, mismo con el que se hicieron cosas como Rayman Origins y Legends.

Cada uno de los escenarios que recorremos con nuestro hábil personaje, están perfectamente detallados. Todos los puntos se sienten vivos y como si hubieran existido muchos años antes de que nosotros llegáramos. El trabajo a mano para ilustrar cada una de las zonas, personajes y enemigos que vemos, no hacen más que recordarnos por qué es que amamos tanto este medio de entretenimiento, el cual, para muchos de nosotros, es verdadero arte que debería de ser reconocido como tal. Repito que al menos en mi experiencia, no había visto tal maestría para trabajar sobre Unity, sin duda, tienen programadores muy experimentados en todo esto.

Para rematar todo lo anterior, The Blind Forest nos deleita con un precioso score completamente orquestado. Las notas musicales que nos toca escuchar en cada una de sus escenas, funcionan a la perfección para que la atmósfera se sienta profunda y completamente creíble. La melancolía de varias de sus canciones hizo que enamorara de todo lo que veía en pantalla, mientras que en las partes de más acción, las cuerdas retumban para la elevar la tensión y adrenalina de hacer cada uno de nuestros saltos de manera correcta.

Una vez más, me siento terrible de que Ori sea un juego descargable el cual no pueda tocar con las manos. La idea de tener todo es mundo en un disco o esa música guardada en algún lugar de mi casa, simplemente no deja de darme vueltas en la cabeza, asunto que por supuesto, me mortifica enormemente. Ni hablar, estos son los tiempos que nos tocan vivir.

Escenarios llenos de vida

Como comentaba en párrafos anteriores, cada una de las áreas que recorres en Ori and The Blind Forest, se siente como si de verdad existiera, al menos dentro de la mente de uno de los novelistas más creativos de todos los tiempos. Además de deleitarnos con su belleza estética, los niveles del juego presentan un diseño tan sobresaliente, que me cuesta mucho trabajo encontrar los calificativos necesarios para hacerle justicia.

Puede que de primera instancia, lo anterior no te cause mayor impacto, pero tan solo basta con avanzar un poco para darte cuenta de la artesanía con el que están construidos los escenarios en varias capas. Me gustaría comenzar con la clara inspiración que tomó de Super Metroid. Ultimamente, hemos sido testigos de un sin fin de juegos en 2D que levantan la bandera de ser un “metroidvania”, sin embargo, la realidad es que se quedan muy cortos en el tema de diseño.

En Ori and The Blind Forest tenemos un gigantesco mundo interconectado. Cada una de las áreas están muy bien delimitadas por puertas que se deben abrir con unas piedras esparcidas en varias zonas, pero de alguna forma, cada una de las piezas se siente como parte de un todo, asunto que en mi opinión, es por demás loable, sobre todo en este tiempo en el que vemos una gigantesca cantidad de juegos muy mediocres de mundo abierto.

El título está divido en tres áreas principales. Cada una de ellas contiene un elemento especial que deberemos recolectar para seguir progresando, muy al estilo de The Legend of Zelda. Como parte de un género tan marcado, The Blind Forest presenta algo de back tracking, situación que fue tomada con una aproximación verdaderamente excepcional. En ningún momento me sentí aburrido o defraudado por tener que regresar a cierta área.

Ligado a lo descrito en el párrafo anterior, el juego hace muy bien el trabajo de hacernos sentir mal por no poder alcanzar algún ítem o área, pues al igual que en Metroid, vas ganando habilidades que sirven para tener acceso a otras áreas.

En mi opinión, la única manera de resaltar mecánicas bien logradas, mismas de las que hablaré a detalle a continuación, es que el mismo diseño de niveles las impulse. Dicho asunto fue conseguido magistralmente en The Blind Forest. Por ejemplo, hay una sección en la que tienes que atravesar portales que te transportan a diferentes zonas de la pantalla, esto claro, con una fracción de segundo para saber en qué parte saldrás para poder hacer el movimiento adecuado y así, evitar pegar con las púas que rodean la zona en la que nos encontramos. Esto solo es un pequeño fragmento de todo lo que vemos a través de la maravillosa aventura. No cuento más, pues creo que lo mejor es que te sorprendas por ti mismo. Mi único pero es que hubiera sido genial que se jugara con las capas que mencioné anteriormente.

Ori, acrobata de luz

Como seguramente ya habías visto en tráilers y arte conceptual del juego, en Ori and The Blind Forest controlamos a un pequeño ser de luz con grandes habilidades para saltar. Antes de pasar a contarte con detalle de qué va todo esto y cómo es que se comportan los controles, me gustaría empezar hablando del tema de guardar nuestra partida como mecánica directa de juego, asunto que sino mal recuerdo, no veíamos desde cosas como Resident Evil; no quiero causar confusión con la comparación anterior, pues es la aproximación es de maneras muy distintas.

En The Blind Forest cuesta grabar nuestro avance, sin embargo, existen puntos muy escasos en los que se puede salvar sin pagar nada, muy al estilo de los cuartos de control de Metroid. Regresando a lo anterior, todo esto tiene un valor que probablemente, no es tan simple de ver, pues estamos frente a un título verdaderamente complicado.

A pesar de ser un juego muy enfocado a la parte de las plataformas, la exploración juega un papel muy importante. Cada vez que quieras grabar en algún punto del mapa para evitar repetir tal o cual cosa, deberás pagar una Energy Cell, dicha unidad puede ser expandida al encontrar más contenedores escondidos, al igual que las Life Cell. La utilidad de este elemento no solo sirve para crear un checkpoint, sino que también es requerida para hacer uso de las distintas habilidades de Ori, por lo que decidir en qué momento grabar, es de suma importancia. No te espantes, pues todo esto lejos de hacer que el juego se complique aún más, brinda una libertad que se agradece en todo sentido.

Al comienzo del juego, nuestro personaje solo cuenta con la posibilidad de saltar, sin embargo, y al igual que pasa con los títulos de su género, iremos ganando distintas habilidades que poco a poco, nos hacen sentir más poderosos y ágiles. El pequeño tamaño de Ori puede jugar a veces en contra de nosotros, pues en las escenas en las que los reflejos son muy importantes, se llega a perder en medio de toda la acción. Lo anterior puede afectar, pero en ningún momento arruina la experiencia ni mucho menos, simplemente es para que podemos estar más al pendiente de todo lo que nos rodea.

De entre todos los poderes que Ori obtiene con el tiempo, se encuentra el doble salto, un dash hacia abajo que hace daño o una hoja para flotar en el aire, entre otras. Cada una de ellas introduce una nueva mecánica, cada una más compleja y más interesante que la anterior. Me gustaría destacar una en especial: el poder hacer un dash aéreo solo en situaciones determinadas, abre un enorme abanico de posibilidades. Por ejemplo, nuestro pequeño personaje solo pude hacer uso de esta habilidad cuando está cerca de un proyectil o de una de las linternas que cuelgan del techo. Lo más interesante es poder rebotar lo que se nos lanza, esto al dirigir el salto con el stick izquierdo.

Como te comentaba hace unos momentos, cada una de las mecánicas se ven resaltadas de manera importante por el increíble diseño de niveles que presenta el juego. Otros de los puntos que más disfruté es el tema del Wall Jump y poder escalar paredes completas sin limites. Esto brinda un sentimiento de agilidad muy destacable, elemento que creo, debería de estar muy presente en todo juego de plataformas en 2D.

El combate es otro de los puntos que al principio del juego, parece ser la cosa más simplona y sin chiste, sin embargo, con el pasar de cada escena, va tomando mayor relevancia. Cada uno de los enemigos que vemos en Ori está diseñado para terminar con nosotros y no solo para ser un obstáculo más en nuestro camino. El pequeño personaje blanco tiene la capacidad de disparar rayos, los cuales, impactan de manera automática en la amenaza que esté cerca. Nuestro posicionamiento es muy importante para hacer el mayor daño posible, por lo que esta característica que en la superficie es bastante simple, se convierte en algo sorprendentemente profundo, sobre todo si se toma en cuenta lo frágil que es el pequeño ser de luz.

Grandes mecánicas y un sobresaliente diseño de niveles, simplemente no serían nada sin un control que funcione, y más si estamos hablando de un platformer en 2D. Por más sencillo que se vea, hacer que un juego de este tipo funcione correctamente, es por demás complicado, pues el uso de un motor de física arruinaría todo. Cada salto y cada movimiento en de The Blind Forest está perfectamente calculado. Cada que vez mueras en este título, será tu culpa de nadie más. Manteniéndose fiel a su escuela de diseño muy inspirada en la de Nintendo, cada elemento que ves en pantalla, tiene un propósito, nada está ahí nada más porque sí.

Reflejos y adrenalina

No podía terminar toda esta reseña sin hablar de este maravilloso elemento de Ori. Uno de los puntos más loables de toda la experiencia, es cómo se consiguió hacer que exploración y gameplay puro de plataformas, convivan. Cada una de las tres principales zonas cierra con un clímax. Sin revelarte gran cosas, te podemos decir que en una de ellas tienes que escapar de un árbol que se está inundando. Dicha sección es de plataformas puras muy al estilo de Rayman Legends y esos niveles increíblemente complicados que ponían a prueba tus reflejos.

Existe otro momento en el que tenemos que ir subiendo mientras una curiosa criatura nos tira piedras, las cuales tenemos que esquivar con mucha precisión. La adrenalina está más que presente en estas partes, pues no podrás grabar sino hasta llegar al objetivo. Les aseguro que si extrañan sentir ese vacío en el estomago de los nervios por estar muy cerca de llegar al final, y tener miedo de cometer una equivocación, Ori and The Blind Forest los llevará de regreso a esos grandes momentos.

Algunos detalles técnicos

La experiencia como videojuego en The Blind Forest es completamente redonda; sin embargo, por ahí dicen que nada es perfecto. Durante mis horas con el juego, tuve un par de problemas para arrancarlo en el Xbox One. En dos ocasiones simplemente crasheó antes llegar al título, mientras que en otra, extrañamente me pedía insertar el disco del juego, esto claro, cuando estamos frente a algo que solo fue publicado de manera digital.

No sé si todo esto se vaya a repetir en más ocasiones. Te recomiendo que también esperes a que el juego se descargue totalmente antes de empezar a jugarlo, pues existen puntos en los que la pantalla se congelaba, provocando que tuviera que cerrar y abrir de nueva cuenta la aplicación.

Conclusiones

Ori and The Blind Forest es un muy brillante título que cumple de manera magistral cada uno de sus objetivos, siendo nuevo ejemplo de que los estudios pequeños o independientes, son los que cargan con la responsabilidad de hacer que este medio se mueva hacia adelante por medio de su propia esencia, y no queriendo copiar elementos de cosas como el cine. Cada vez es más y más difícil ver juegos que logren tener un gameplay sólido, con una narrativa interesante, asunto que se consigue en esta maravillosa obra de Moon Studios.

Si estabas deseando jugar algo de esta índole en tu Xbox One, The Blind Forest es una oportunidad que simplemente no puedes dejar pasar. Te recuerdo que el juego también está disponible para PC a través de Steam, por lo que no existe excusa para perderte esta autentica joya que carga con mucha dignidad el no tan aceptado termino metroidvania. Simplemente uno de esos títulos que nos recuerdan en todo momento por qué es que amamos tanto los videojuegos.