Review – Black Mirror

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Los juegos de misterio y terror siempre han mantenido una presencia discreta en la biblioteca de las consolas tradicionales, mientras que en PC y debido a su apertura, han sido un fuerte aparador para títulos de mecánicas sencillas, pero que brillen por su trama o encanto. En 2004 este fue el caso con Black Mirror, una aventura point and click de Future Games que nos presentaba a la familia Gordon y sus misterios; si bien la franquicia conserva su nombre y algunos aspectos importantes, esta edición funge como un reboot adornado de muchos acertijos que se ven opacados por ciertos aspectos técnicos.

MISTERIO EN ESCOCIA

David Gordon es un joven que, a pesar de haber pasado casi toda su vida en la India al lado de su madre, un día recibe una carta en la que se le pide que regrese a la propiedad que le ha dado todo: la mansión Black Mirror, situada en Escocia. David se ve forzado a hacerlo, pues así intentará desvelar la muerte de su padre, a quien no ha visto desde hace muchos años y se presume murió al suicidarse. Pero esto no será tan sencillo, ya que su madre le ha advertido que la familia Gordon “está plagada de serpientes” y que, ante todo, cuide sus espaldas. Así, intentaremos descubrir qué es lo que se esconde en los rincones de la hermosa e impresionante mansión, así como el turbulento pasado de los Gordon.

Black Mirror no se aleja mucho de sus orígenes, pues ya en 2004 nos hablaba de la familia Gordon, pues tomábamos el control de Samuel Gordon en busca del misterio tras la muerte de su abuelo. Es decir que, al más puro estilo de uno de los juegos más queridos del género, Eternal Darkness, necesitábamos explorar Black Mirror de pies a cabeza. Ahora no tenemos un point and click como tal, sino una evolución más apegada a lo que Dontnod Entertainment logró con Life is Strange; es decir, una aventura que te permite ver a tu personaje en tercera persona, interactuar con ciertos objetos y crear conversaciones con otros habitantes de la mansión. El movimiento de Gordon suele rozar en lo aceptable, mientras que se torna difícil interactuar con algunas zonas o recorrerlas debido a que la geometría del juego no está pulida.

David tendrá una misión relativamente sencilla, pues KING Art Games ha integrado un Inventario, Diario y Objetivos actuales, así que solo tendrás que encontrar las herramientas necesarias para resolver lo que, en nuestra opinión, conforma la columna vertebral del juego: sus acertijos. Nos agrada que Black Mirror integre de tan buena manera sus puzzles con la historia; éstos cuentan con una buena curva de dificultad y, aunque podrían no ser sumamente intrincados, serán agradables para todos los adeptos al género. Muchos de ellos estarán atados a conversar con uno o varios personajes en la mansión, los cuales te darán nuevas opciones de diálogo en vez de ramificarse. Por si fuera poco, nunca pudimos notar que hubiese consecuencias marcadas por nuestras decisiones en el juego, es decir, por interrumpir a un personaje o cambiar el tema de conversación, la historia se percibía prácticamente igual.

Existe una característica del juego que nos gustó mucho y es en la que David parece perder la razón.

Existe una característica del juego que nos gustó mucho y es en la que David parece perder la razón; en ciertos momentos de Black Mirror, una especie de psicodelia parecerá apoderarse de nuestro protagonista, algo que ya habíamos experimentado en el género en títulos como la saga Amnesia y Alien: Isolation, pues al escondernos de ciertos peligros por mucho tiempo, el personaje aumentará su ritmo y nublará su vista, obligándonos a salir y enfrentarlos. Tampoco dejamos de mencionar que sus creadores hicieron un buen trabajo en términos de ambientación, pues tanto la música como ciertos momentos de tensión se complementan con interacciones en el mapa, tales como frases narradas de H.P. Lovecraft, Oscar Wilde, Edgar Allan Poe y más, quienes completan el círculo de lo gótico y siniestro.

En términos visuales, Black Mirror es un juego que no brilla por sí mismo, mientras que la caracterización y la línea artística son bastante buenas, ya que está inspirado en un ambiente gótico y sombrío que sin duda disfrutarás a pesar de las enormes caídas de cuadros por segundo. La física del juego tampoco es muy buena, lo cual dificulta la exploración; pero no solo esto, ya que se ve eclipsada por las pantallas de carga, las cuales sin duda son demasiadas y nunca paran de salir, incluso en áreas que uno supondría están bastante conectadas en el mapa.

UNA AVENTURA GRÁFICA ACEPTABLE

Apremiar los esfuerzos puede resultar contraproducente, pero en el caso de Black Mirror nos parece que su talón de Aquiles se encuentra en el apartado técnico. Es muy curioso el hecho de que THQ Nordic se haya arriesgado a lanzar un título de este tipo y que, a pesar de tener un entorno relativamente controlado, sufra de tantas caídas de cuadros por segundo y, peor todavía, la belleza y estilo gótico de sus escenarios se vea opacada por la geometría del juego. Los árboles de diálogo funcionan bien, pero son sus acertijos los que nos agradaron por encima de cualquier otro de sus rasgos.

Si nunca jugaste el primer título, de ninguna manera te sentirás aislado en el lore de Black Mirror, pues se trata de un reboot que conserva sus características más importantes, mientras que aquellos que sí lo hicieron, obtendrán una nueva perspectiva del pasado de los Gordon. Es difícil recomendar Black Mirror en consolas a menos que seas un seguidor acérrimo del género y, si ese es tu caso, quizás ya lo tengas en tu colección para PC, donde los títulos como éste gozan de una diversidad todavía mayor.