Reseña: Tomb Raider

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“Cuando el mar me arrastró a la isla, mi vida como la conocía terminó, pero mi vida como la conoces recién comenzaba. Los que viven aquí quieren lastimarme, matarme. Así que debo pelear. Debo aceptar lo que soy; Soy rápida, atrevida, brutal. Soy ágil, dura. Soy arriesgada. Soy valiente, peligrosa. Soy fuerte. Yo soy Lara Croft…”

Uno de los íconos más importantes de la industria ha renacido. Lara Croft está de vuelta, después de una evidente ausencia en nuestras consolas y PC. Y lo hace de la manera más triunfal y significativa que pudo hacerlo. Pero no lo digo porque tiene bonitas gráficas, o un gameplay intuitivo. Lo hace porque es un juego diferente. Es uno de esos juegos con los que muchísimas personas se podrán identificar al grado de incluso orillarlos a cambiar sus vidas por medio de momentos de catarsis.

Quise comenzar con esto porque creo que es la cualidad más grande que tiene Tomb Raider. A pesar de ser una obra de ficción, el bien logrado trabajo que hicieron los chicos de Crystal Dynamics para transmitir la desesperación, el valor, el coraje y la extraordinaria fuerza de voluntad de Lara Croft es algo fascinante. Nos enseña que a pesar de que te encuentres en una situación de la que difícilmente ves una salida, nunca debes rendirte.

Las emociones y la desesperación es algo que comenzarás a ver desde los primeros minutos del juego y prevalecerá hasta el último momento. Con esto en mente, también cabe mencionar que la evolución de Lara es algo muy evidente y está sumamente bien logrado. En un principio, el personaje simplemente no concibe estar en esa situación, pero al final hará hasta lo imposible para salir con vida y salvar a sus amigos.

El juego es una mezcla increíble de momentos que causarán todo tipo de emociones, desde el clásico gesto empático que pones al ver a alguien golpearse hasta una que otra lágrima que se puede escapar por ahí. Y así podría seguir alabando el gran trabajo que hicieron los desarrolladores en la narrativa, pero quiero abordar de una vez un tema que me generó emociones encontradas.

La premisa de Tomb Raider es de sobrevivencia. Y si bien es el tema principal del juego, esto no va de la mano con el modo de juego. Quizá aquí el del problema sea yo que de algún modo esperaba una experiencia sumamente realista, en donde las condiciones precarias te obliguen a buscar un arma para así poder conseguir tu alimento y posteriormente buscar un refugio. La verdad es que el juego no es así. Es una experiencia hasta cierto punto sencilla, enfocada un poco más en contar la historia por medio de excelentes escenas de acción, drama y suspenso, y en la clásica jugabilidad de un título de la serie que, a pesar de ser un reinicio, logra mantener lo que hizo a Lara Croft ganarse un lugar entre lo más reconocido de la industria.

Entonces, lo que hay que hacer es tener muy claro que no es un juego de sobrevivencia per se, sino un título que te contará las aventuras de una chica que tiene que sobrevivir a condiciones extremas. Y aunque quizá para algunos ya quedó claro el punto, quisiera aunar un poco más. Por ejemplo, las municiones no serán escazas, no tendrás que preocuparte por buscar comida o refugio y tu energía la podrás recuperar del ya tradicional modo de ponerte a cubierta.

Ahora, si lo piensan bien, un juego de Tomb Raider en el que tuvieras pocas municiones, la preocupación de buscar tus alimentos y refugio y encima tener que buscar med kits en todos lados no se sentiría en realidad como Tomb Raider, por lo que al final creo que es buena decisión. Y ahora sí, aclarado el punto, hablemos de qué otras cosas encontrarán en este maravilloso reboot.

La historia es un tanto genérica, pero sirve perfecto como pauta para determinar el origen de Lara y demostrar cómo y porqué se convirtió en la Tomb Raider que todos conocemos, además de que se mantiene sin problemas dentro del canon de la saga.

Otro punto que me encantó fue el trabajo de cada uno de los actores de voz, quienes lograron meterse sin problemas en la piel virtual de personajes que se encuentran en una situación de vida o muerte. Todo el tiempo sentirás esta consistencia, a pesar de que sí hay uno que otro cliché y momentos un tanto predecibles. De igual manera, el trabajo que Camilla Luddington logró al darle vida a Lara Croft es impresionante. Existe una escena en particular donde lo notarán.

Por otro lado, en términos de jugabilidad, el control es muy amable con el usuario. A pesar de que haces uso de prácticamente todos los botones y que se trata de un juego en que la mayoría del tiempo estás brincando y trepando paredes, lograrás hacerlo con la gracia característica de un juego de Tomb Raider. Y hablando de lo que es clásico, vuelven los puzles de física que tanto queremos, en los que en más de una ocasión tendrás que pedirle ayuda a alguien para resolverlos.

El sistema de combate recibió algunos ajustes. Ahora podrás atacar a tus enemigos no solo a distancias prudentes, sino también acercarte y clavarles flechas en las rodillas, lanzarles tierra a los ojos o incluso empujarlos para tirarlos de un despeñadero. También tendrás que aprender a dominar el arco, arma primordial para el desarrollo del juego que te servirá para las tareas más sencillas como cazar hasta cosas mucho más complejas, como hacer tirolesas o empujar grandes objetos.

Denominaría a Tomb Raider como un juego de mundo semiabierto. En algún punto puedes viajar a donde quieras, pero además de que las áreas están muy delimitadas, no existe mucha variedad en lo que puedes y no puedes hacer.

Hasta aquí todo luce bastante bien, pero no siempre las cosas salen como uno las planeó. Mi gran queja con este juego es algo que los títulos de esta generación han hecho por un buen rato. Te llevan de la mano todo el tiempo, sin darte chance de pensar por ti mismo en la ruta que quieres tomar, o la manera en la que realizarás un acertijo. Sí, las tumbas opcionales son un gran reto, pero la mayoría del tiempo te están diciendo qué hacer, cómo hacerlo y por dónde hacerlo. Posiblemente para muchos esto no sea un problema, pero sinceramente creo que la ayuda en los juegos está yendo a niveles ridículos. Y esto es algo que en verdad no esperaba de un juego como Tomb Raider, del cual recuerdo perfectamente mi primera experiencia y fue en toda la extensión de la palabra, un gran reto.

Esto convierte al juego es más una experiencia que en un desafío. En algo que podrás hacer sin quebrarte la cabeza, o sin tener que planear cuidadosamente una estrategia. Incluso el mundo está repleto de mapas del tesoro, que marcan todos los objetos coleccionables en tu mapa para ir de uno en uno hasta lograr el 100% del juego completado. Esto elimina de cierto modo el sentido de exploración que ha caracterizado a la serie. Que igual al final lo disfrutarás mucho, pero quizá el sentimiento que te quede al vencer al último jefe no sea el mismo que al salvar a la princesa en Super Mario Bros. Así que ya saben, si piensan comprar o rentar Tomb Raider, tienen que jugarlo en su mayor dificultar.

El modo multijugador incursiona en esta entrega y lamentablemente lo hace de una manera tan incómoda que no te deja ganas de volver.

Podrás elegir a tu personaje, sus armas y su habilidad especial, pero la experiencia de juego no sobresale de otros multijugadores del género. Lo que sí me pareció una buena adición pero siento que no logra convertirse en gancho suficiente para convertir al modo relevante fue el uso de trampas y el hecho de que en cada partida encontrarás materiales regados en todo el mapa, mismos que podrás usar para mejorar tus armas sin necesidad de tener que subir a cierto nivel para ponerle una mejor mira. Fuera de eso, el multijugador de Tomb Raider es algo que bien podría no estar en el juego y no pasaría absolutamente nada.

Si tuviera que poner en una balanza los puntos buenos y malos de Tomb Raider, arrasaría por sus cualidades. Verán el surgimiento de una de las heroínas más queridas de los videojuegos, el nacimiento de sus enigmáticas dos pistolas – presentadas en una manera épica – y La empatía que sientes por Lara es inigualable y, como mencioné anteriormente, rescato el hecho de que puedes identificarte con su situación e incluso tomar de ella (o espero que así sea) lo más importante: No importa qué tan mal estén las cosas en tu vida, nunca debes rendirte. Haz hasta lo imposible por sobrevivir.

Nueve.

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