Reseña: Mass Effect 3: Leviathan

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Todos recordamos con alegría DLC como Lair of the Shadow Broker, que expandió de una forma maravillosa el universo creado por BioWare en Mass Effect 2. Pues bien, luego del algo incipiente From Ashes, BioWare decidió abordar un tema importantísimo para Leviathan. Sin embargo, debemos hacer una pregunta importante: ¿lograron superar el estupendo DLC de ME 2? Sigue leyendo para averiguarlo.

Como suele ocurrir, los desarrolladores seguramente relegaron al DLC ideas que tal vez no maduraron lo suficiente como para poder entrar en el título principal. Sabemos que el proceso de desarrollo de un juego puede durar meses y que, al final, queda un periodo de gracia en el que el estudio está prácticamente sin hacer nada. Es aquí cuando se desarrollan casi todos los DLC de día uno. Si bien Leviathan llega varios meses después de la salida del título, no podemos negar que algunas dinámicas nuevas de juego no se sienten tan terminadas o desarrolladas.

¿A qué me refiero? A la introducción de una especie de búsqueda de pistas y trabajo de detective que deberán realizar. No sé si esto sea un preludio de lo que podemos esperar del siguiente título en la serie, pero al menos lo que pude experimentar en Leviathan se sentía no terminado. ¿A qué me refiero? A que lo único que debes hacer es buscar dónde presionar “A”. No hay interpretación de evidencia; lo único que haces es recolectar datos. La lógica ya está dada. No voy a dar ningún detalle de la trama para no arruinar su experiencia de juego, pero sí diré que, novedosa o no, hubiera preferido que los desarrolladores no introdujeran una característica que se siente a medias.

La introducción un poco burda del nuevo contenido me pareció otro detalle un poco negativo. Hay una locación nueva en la Ciudadela a la que podrás acceder desde un tosco menú que se siente implantado en el juego y rompe un poco con el sentimiento de uniformidad y coherencia del título.

Ahora bien, este DLC consiste, básicamente, en una nueva misión y dos armas: la Raider AT-12 y el Rifle M-55 de Asalto Argus. La trama está centrada en torno a los Reapers y, tal vez, recomendaría que los jugadores que nunca han terminado el juego lo descarguen y lo disfruten antes de ir a la misión final. Es curioso cómo esta misión secundaria tiene más valor en términos narrativos que de sistema de juego o combate en general. De hecho, salvo una sección en la que deberán luchar por salvar a alguien, el resto de la misión simplemente perseguirán pistas para encontrar a (y esto no es un spóiler, pues así se llama el DLC) Leviathan, un misterioso ser.

No estamos ante un cambio radical, sino frente a una mera expansión de la trama. En términos de combate, no realicé nada que no hiciera durante las ya veinticuatro horas que llevo con mi archivo. Sin embargo, los argumentos narrativos que pude conocer aumentaron el ya vasto universo de Mass Effect y brindaron una perspectiva más completa de lo que los desarrolladores querían lograr con el final del título. No hay, por desgracia, personajes memorables. Lo único que los motivará a seguir adelante es resolver el misterio y encontrar a Leviathan.

Al final, la enseñanza está ahí: si el universo es cíclico, estamos varados en un remolino. No somos ni los primeros ni los únicos, pero nos afanamos inútilmente y nos damos importancia de gigantes. Dentro de esa armonía de lo intrascendente, Shepard es una disonancia. Veteranos de Mass Effect 3, no pueden perderse este DLC —no tanto por las tres horas y media de combates extras, sino porque enriquecerá su conocimiento de este universo ficticio. Tal vez éste no es un espacio adecuado para hablar a fondo de todo, pues sería adelantar la trama para los que no lo han jugado; sin embargo, ¿qué les parecería una Revisión de Mass Effect 3 para discutir a fondo su final y demás aspectos importantes? Siete punto cinco.