Reseña: Dawnguard [DLC de Skyrim]

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La palabra “expansión” ha caído en desuso. El contenido descargable poco a poco ha cambiado su significado. Cada vez compramos pedazos más pequeños de juego. De verdaderas adiciones sustanciales a nuestros juegos, hemos pasado a comprar colores diferentes para nuestras armas (y que ya vienen en el disco que adquirimos inicialmente).

Por fortuna, Skyrim no sigue esa tendencia. Su primera expansión digital, Dawnguard, se siente como una añadidura sustancial. A continuación mis razones para afirmarlo.

Aunque la noción moderna de vampiro se popularizó en el siglo XVIII, eso no ha impedido que sean añadidos a varias ficciones de fantasía medieval. Skyrim, incluso antes de recibir esta expansión, parece inabarcable. Dawnguard añade varios lugares nuevos al ya gigantesco mapa, además de armas, árboles de habilidades, la capacidad de convertirte en un señor de los vampiros y la posibilidad de usar armas montado en tu caballo.

La nueva misión te hará tomar una decisión difícil: convertirte en vampiro o en cazador de vampiro. Por desgracia, esta aparente ambivalencia no supone un cambio radical o con consecuencias diametralmente opuestas, al menos en términos de historia. Sin embargo, el sistema de combate sí puede llegar a sufrir cambios sustanciales. Ya profundizaremos más adelante en ello.

Para iniciar Dawnguard sólo deben hablar con un guardia (obviamente, primero deben comprar y descargar la expansión). Ahora, y esto es importante, mi recomendación personal, si tienen pensado elegir la ruta del señor de los vampiros, es no hacerlo si su personaje ya está avanzado o especializado. La forma ideal de disfrutar Dawnguard, pienso yo, implica comenzar un personaje nuevo y, tan pronto como sea posible, especializarlo en el vampirismo. Si bien los árboles de habilidades tanto del vampiro como del licántropo son independientes de los tradicionales y se avanzan de formas distintas (como vampiro, deberás alimentarte y, como licántropo, puedes devorar corazones), el tiempo para obtener los últimos beneficios de cada uno es extenso.

Mi recomendación: suban a nivel 10 y vayan a completar la misión de Dawnguard si desean ser vampiros. Al completarla, tendrán una habilidad que facilita mucho la vida de un vampiro y varios beneficios más que no detallaré porque luego se ponen muy delicados con los adelantos. Si, por el contrario, odian a los vampiros y desean eliminarlos a todos, tampoco recomiendo empezar Dawnguard arriba del nivel 15, pues, al menos en mi experiencia, el contenido adicional no está diseñado para personajes con tanto nivel. En este sentido, si deciden ser señores vampiro, esta expansión es más como la misión que les permite ser archimagos de Winterhold.

En mi experiencia, mi mago de nivel avanzado barrió todo lo que osó pararse frente a él: no importó que fueran vampiros, gigantes de hielo o espectros de Soul Cairn. Ni siquiera el jefe final de la misión opuso un reto considerable. Pero no se desanimen: si buscan un reto grande, como ya comenté, comiencen esta búsqueda en un nivel inicial. Fuera de los lugares específicos para Dawnguard, la expansión añade dragones legendarios y hombreslobo como encuentros aleatorios, así que no se trata de una añadidura aislada, pues descargarla implica alterar la forma en que se comporta el mapa general. Los cambios no se detienen ahí: hay más lugares para explorar y personajes nuevos.

Seguiré contando lo que me pasó: elegí ser un cazador de vampiros, así que me alié con Dawnguard, una orden encargada de frenar la amenaza de los vampiros. Tiempo después, tuve la oportunidad de volver a ser un vampiro. Acepté. Sin embargo, después tendrán la opción de ser “curados” (cosa que hice; nunca me han gustado los vampiros, no me juzguen).

El combate a caballo es emocionante y era algo que el juego pedía a gritos. Para mí, sin embargo, no implicó una gran mejora, pues soy mago y no pueden invocarse hechizos montado en el caballo. Fuera de eso, el sistema de combate se benefició por las nuevas ballestas, las armas de hueso de dragón y un nuevo shout. En esencia, como toda buena expansión, Dawnguard no representa una mejora radical. Es, si me permiten la pésima analogía, como un segundo piso del periférico.

Vamos ahora con lo que todos los fans de closet de Crepúsculo quieren saber: qué se siente ser un vampiro. No brillarán ni serán más guapos o ricos, pero sí adquirirán la capacidad de transformarse. Si ya eran hombreslobo seguramente entenderán cómo funciona la mecánica rápidamente. Si no, no se preocupen: utilizan la habilidad para transformarse y ser capaces de usar nuevas habilidades y tener acceso al nuevo árbol de habilidades del vampiro.

El botón de ocultarse tan usado por los asesinos en modo vampiro sirve para flotar o caminar. Sobre sus pies podrán dar poderosos golpes, mientras que levitando tendrán acceso a varios hechizos especiales. Transformarse en un ominoso señor de los vampiros tiene beneficios importantes: en el aire pueden desplazarse rápidamente y evadir obstáculos, aunque no tendrán acceso al menú ni a sus armas. Además, intenten entrar a un pueblo o, mejor aún, transfórmense dentro de uno y conocerán el lado menos amable de la gente. Tampoco podrán recoger objetos. Lo anterior deja muy claras las intenciones del diseño: la transformación debe ser usada como un beneficio temporal y no todo el tiempo. Por fortuna, y en oposición a los enfermos de licantropía, podrán volver a su estado normal en cualquier momento.

Ser un vampiro es divertido y, de nuevo, sugiero que si han decidido ser uno, lo hagan tan pronto como puedan, pues les tomará algo de tiempo avanzar lo suficiente como para sentirse poderosos e imparables. Si, por el contrario, deciden ser un cazador de vampiros, la expansión es más una misión muy larga con buenas recompensas.

No quiero arruinar los nuevos lugares que visitarán, sólo diré que me hicieron recordar por qué me fascinó tanto la atmósfera de Skyrim: auroras boreales, cimas abigarradas de nieve, cavernas iluminadas por hongos fosforescentes, dragones que se sumergen en lagos congelados… Dawnguard es épico. Mi opinión de Skyrim ya la saben. La expansión extiende la grandeza del título original.

Si ilusamente piensan que los videojuegos son una inversión, no deben preocuparse: Dawnguard hará rendir su dinero con muchas horas extras de contenido. Si, por el contrario, admitimos que es posible mejorar sustancialmente la experiencia de un título por medio de contenido descargable de paga, el primer DLC de Skyrim prueba que es posible desarrollar una extensión del título por la que los jugadores paguen gustosos. No es cuestión de si está bien o mal, sino de ofrecer contenido de calidad y sustancial. Agradezcamos a Bethesda por no seguir la ruta fácil de las microtransacciones.



Nueve.