Opina: ¿Los juegos usados hacen mal a la industria?

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Hasta hace unos años, el tema de los juegos usados no era un problema. Pero, la realidad es que, hoy en día, toda la industria está buscando una forma de salir beneficiada. ¿Y entonces qué pasa con el consumidor?

Aquí una opinión al respecto.

Finales de los años 90. Era un sábado por la tarde. Mis amigos y yo caminábamos por un famoso bazar ubicado al sur de la ciudad. En una bolsa llevábamos varios juegos de cada uno que ya habíamos terminado o que simplemente no nos gustaron del todo; teníamos la inquietud de probar algo nuevo (aún no teníamos consciencia y la madurez como para entender cada juego y su valor). Así que estábamos ahí para cambiarlos por otros títulos o venderlos. Con ese dinero compraríamos otro juego “usado” o, si contábamos con ahorros, podíamos aspirar a comprar uno nuevo. Esta práctica era algo común en ese entonces y no había tantos problemas ni limitantes. A final de cuentas, lo que queríamos era seguir alimentando nuestro vicio por los videojuegos. Lástima que ahora, más de una década después, el panorama haya cambiado.

Hoy en día, la renta es una opción que está al alcance de todos. Sólo basta con registrarse en la sucursal de una tienda y listo: podemos pagar por una cantidad para tener el juego por una semana. O bien, siempre existirá la opción de cambio de juegos con nuestros amigos o en cualquier otro lugar que aún acepte esta metodología, aunque ciertamente son pocos. La mayoría te los compra a cambio de cantidades insuficientes que sólo hacen a uno pensar: “nah, mejor me lo quedo entonces”. Ciertamente, las cosas han cambiado, es parte de una evolución y el punto de quiebre es que, como todo negocio, uno no debe perder dinero.



¿Por qué vemos a los juegos usados con cierto desprecio como si fueran esos muñecos viejos que uno desechaba y no quería tener más? ¿Por qué menospreciamos todo el trabajo que hay detrás de un producto como un videojuego así tan fácil? Por varias razones. Una de ellas es que ahora tenemos que pagar doble debido a varios mecanismos que han implementado los publicistas para desalentarnos a comprar juegos usados.

Entonces pagas por un juego usado que estuvo en manos de quién sabe quien. ¿Se han preguntado por qué la gente no quiso ese juego que ustedes sí? ¿Cuál habrá sido su trato? ¿En verdad estaba interesado en los videojuegos o fue un simple regalo de cumpleaños que no fue de su agrado y se deshizo de él así como sin nada? Pero entonces ustedes lo compran. Ya lo tienen. Van emocionados a casa y, gran sorpresa, no pueden disfrutar del juego en su totalidad. ¿Tengo que volver a pagar? Sí: si quieres jugar en línea tienes que hacerlo. Y entonces uno se transforma en una especie de Hulk y se pregunta por qué debe pagar otra vez. La respuesta: alguien debe recuperar esa inversión. ¿Esto es justo? Todo se trata de un negocio en el que nadie está dispuesto a perder: ni las tiendas que los venden ni los estudios que desarrollan ni las grandes corporaciones que publican. ¿Es esto ético? Quizás, esa pregunta es una de las más difíciles de responder. Mejor cada uno responda en su mente. Pero intentemos mirar cada parte que compone a esta polémica que ha ido creciendo en los últimos dos años.



El famoso Online Pass es, sin duda, un tema tan controversial que genera molestia y, aunque cada uno tiene su punto de vista, resulta casi imposible encontrar una respuesta justa. El dinero que pagamos por jugar en línea o tener acceso a todas las características del juego es parte de un programa de recaudación de fondos directos de las compañías o estudios desarrolladores, y no para las tiendas que hacen negocio de los juegos usados. ¿Ellos qué ganancias le dan a las compañías o estudios a cambio? Ninguna. Pero entonces está el otro lado de la moneda y un pensamiento justificado: “yo pagué por este juego, así que debo tener acceso a todo, pues es lo justo”. Y, ¿saben qué?, también están en lo correcto. Es una disyuntiva que parece no tener un acuerdo y menos en esta época en la que el consumidor ha adoptado una postura de exigencia y demanda y exige explicaciones de todo. Hay tantas formas de comunicación y expresión que parece imposible darle seguimiento a todas. Es la era de la inconformidad pública. Que todos se enteren. Pero algo es claro: todos quieren salir ganando, quieren un pedazo del tesoro, mientras que el consumidor, es decir nosotros, sólo queremos jugar y eso cada vez parece más complicado.

La opinión de los genios

Recientemente, David Cage de Quantic Dream (Heavy Rain) comentó acerca de la preocupación de los juegos usados en la industria y lo que podría suceder. Aquí la cita:

“Creo que no es algo tan popular como para decir, pero creo que algo está mal con los juegos usados. La gente hace negocio con nuestro trabajo y ese dinero no regresa a nosotros para seguir creando contenido o para que la gente tome riesgos para que estos juegos sean una realidad. Definitivamente es un problema y no sé cuál sea la respuesta. No estoy a favor de prohibirlos, sólo digo que debería existir un acuerdo justo, de lo contrario… ¿qué es lo que va a suceder? No habrá juegos nuevos por la falta de una economía a su alrededor y si no creamos juegos nuevos entonces no habrá juegos usados. Creo que tenemos que encontrar un balance adecuado, el cual aún no lo tenemos. Pero si uno no quiere tener sólo Call of Duty en los anaqueles, lo cual probablemente sea suficiente para muchos, y si no queremos encontrarnos en la situación de tener sólo tres juegos diferentes en el anaquel debido a que no hay economía alrededor de éstos, creo que es algo en lo que la industria debería pensar”.

¿Están de acuerdo o no? De eso se trata aquí: de opinar. Si somos objetivos, Cage tiene, en parte, razón. Sin economía alrededor no habrá mucha variedad de juegos. Pero, más allá de eso, me preocupa el punto de que las compañías no tomen riesgos y se atrevan a crear experiencias nuevas y fantásticas. Ahí tenemos los claros ejemplos de thatgamecompany con Journey, Xseed con El Shaddai o Shadows of the Damned de Grasshopper. Si vamos al pasado, imagínense la historia sin juegos como ICO o Shadow of the Colossus. Si estas compañías no se hubiera arriesgado a invertir en semejante proyecto no hubiéramos disfrutado de muchas joyas. Por fortuna no ocurrió así. Es admirable cuando una compañía corre el riesgo de invertir millones de dólares en un juego que puede ser un éxito o fracaso en el mercado. Hemos sido testigos de cientos de casos.



Otros desarrolladores opinan casi lo mismo: creen que esta práctica matará a la industria y esperan que, tarde o temprano, los consumidores entiendan el daño que hacen comprando juegos usados. Por supuesto que las compañías y distribuidores no dirán lo mismo, pues ellos no dejarán de perder dinero. Tal vez el problema aquí son los precios de los juegos usados, que algunas veces están más elevados de lo que uno esperaría. Según el éxito obtenido, terminan costando muy baratos. Pero, si uno mira la actualidad de nuestro mercado, es fácil encontrar juegos nuevos a precios increíbles: entre $300 y $400 pesos por verdaderas joyas. Es cuestión de buscarle, como todo, nada llega así de fácil. Pero estoy convencido de que a veces es mejor hacer el esfuerzo y ahorrar para comprar un título nuevo, aunque no todos pueden darse este lujo, y créanme que entiendo lo que se siente querer tres juegos en un sólo mes y poder comprar sólo uno (o a veces ninguno). Yo también fui niño y hubo épocas difíciles en mi casa, soy honesto. Más allá de verlo como una compra, es importante comprender la compra de un juego como una inversión a futuro, que formará parte de las experiencias de vida de cada uno. Creo que eso es mágico. Recordar una época de nuestras vidas acompañados de una serie o juego en particular es un sentimiento que sólo los verdaderos fanáticos comprenden.

Cuando lo físico ya no importa

Previo a GDC, surgió el rumor de que Valve estaba trabajando en una consola y, aunque al final fue desmentido, esto es parte del principio de lo que supuestamente veremos en la próxima generación de consolas. En teoría, estarán enfocadas en la distribución digital, pues de esta forma tendrán mayor control de sus juegos y el acceso a ellos. Es decir, será más fácil recaudar dinero para acceder a todas las opciones dentro de un título. Posteriormente se desmintió esto, pero no perdamos de vista el caso de Steam. Un negocio redondo y multimillonario. En el que gracias a un fácil acceso y bien pensada interfaz, uno puede encontrar y descargar una gran oferta de títulos o, mejor dicho, licencias para poder jugarlos. No estoy en contra de ellos, al contrario, he usado Steam desde hace mucho tiempo, pero es claro que se había convertido en una especie de monopolio digital. ¿Por qué creen que surgió Origin? Por que también quería un pedazo del negocio y es algo que me da gusto: ver que el consumidor tiene más ofertas o posibilidades para acceder al contenido. Si bien su catálogo no es el mejor y más atractivo, todavía está en sus inicios y es cuestión de tiempo para que sea una competencia muy fuerte para Steam o cualquier otro servicio. Pero, no nos olvidemos de algo que quizás no vemos que hay detrás de ambos casos: ¿qué es lo que están perdiendo las compañías que aceptan entrar con ellos?, ¿ cuál es el trato o acuerdo al que llegan? Si bien cuentan con exposición, no sabemos las condiciones del negocio y si verdaderamente resultan como algo benéfico económicamente o se presente el caso clásico “o estás conmigo o en mi contra” y esto provoque que se sientan acorralados y sin opción alguna que firmar. Quiero pensar que ese no es el caso. Llámenme ingenuo, pero quiero pensar que no es así.

Regresando al tema de contenido disponible digitalmente, aunque esto se escucha como algo evidente y atractivo, desafortunadamente la infraestructura y tecnología no es la misma en todo los países. Además, dejaríamos a un lado el valor de tener el juego en formato físico. Llámenme anticuado, pero a mí (todavía) me encanta tener mis juegos en su cajita, bien cuidados, limpios, ordenados y creo que a muchos también. Pero, insisto, eso depende de cada quien. De igual forma, se respeta aquellos que se han inclinado por tener todo digital. Pero también recordemos los casos de fracaso como el PSP Go: un experimento fallido y tal vez adelantado a su época, aunque no necesariamente un mal producto. Hoy, el caso más claro de la tendencia y natural, es que los juegos del PS Vita estuvieron disponibles de lanzamiento en formato físico y digital el mismo día. O qué me dicen de Blizzard, que cada juego puede descargarse previamente a la fecha de salida y, una vez que ha llegado el día de lanzamiento, en punto de las 12:01 AM, ya es posible comenzar a jugarlo. Así que, tienen ventaja por sobre aquellos que aún tiene que ir a la tienda a comprar su copia, regresar a casa, instalar, etcétera.

Pero, regresemos al tema principal: los juegos usados. ¿Cuál es su futuro? ¿Es justo pagar por un código para la opción en línea? ¿Qué les parece la idea de no deshacerse de ningún juego? Aunque no nos haya gustado, ¿por qué no debería formar parte de nuestra colección en el librero? O mejor aún, ¿por qué no regalarlo a alguien especial, quien solamente tendrá que pagar una módica cantidad por ser de segunda mano? Estoy convencido, hoy en día (ya no soy un niño ni en la situación que comenté al principio del texto) de que no debemos deshacernos de ningún juego, al contrario. No olvidemos que estas medidas de alguna forma fueron pensadas para los títulos a corto plazo, mientras que los videojuegos o títulos pensados a largo plazo cada vez tienen menos espacio en la industria. El objetivo de introducir medidas como el DRM o el Online Pass es proteger las propiedades intelectuales en los tres primeros meses, que es el tiempo clave que tiene un juego para vender las cantidades de copias o llegar a la cifra esperada por cada compañía. Pasando los tres meses la historia cambia. Si tomamos en consideración esto, tiene sentido y uno podría estar de acuerdo. Pues la piratería es un mal y, desafortunadamente, en algunos países es más grave que en otros. Eso sí, a varias compañías les ha resultado contraproducente la medida del Online Pass, pues en ocasiones el sistema no funciona y deja a usuarios que legítimamente compraron y pagaron la suma total de su juego sin poder gozarlo al 100%. El resultado: un cliente enojado, inconforme, que tal vez lo deje pasar como si nada, o tal vez un cliente perdido.

Los juegos pensados a largo plazo ya son pocos. Aunque hay muchos lanzados en el pasado, poco a poco han ido desapareciendo y nos concentramos en las entregas anuales de franquicia ya conocidas. Esto no quiere decir que sea algo malo. Al contrario, siempre es bueno ver que existe una variedad en cuanto a la opción de títulos que el consumidor tiene en el mercado. Es cuestión de gustos y de saber elegir el mejor juego.

Medidas serias corporativas

Se dice, gracias a los rumores que hemos leído en las últimas semanas, que supuestamente las nuevas consolas de cada compañía contarán con un sistema de seguridad para evitar la práctica de juegos usados, ligando cada entrega a nuestras cuentas y una conexión permanente a Internet. Esto sólo son rumores o especulaciones, pero, de resultar ser cierto, eso quiere decir que aquellos que no cuentan con una conexión a Internet estarían siendo apartados de la nueva generación ¿Es esto justo? No. Pero hoy en día el acceso a Internet y tecnología es mucho más facil que antes, aunque eso no quiere decir que todos puedan pagarlo. De cualquier forma, es una evolución natural, lógica, en la que es imposible no estar conectado o al tanto de lo que pasa en la red diariamente. Tendremos que esperar varios meses para que las compañías poco a poco comiencen a soltar información de sus nuevas consolas y hablen al respecto de los juegos usados. Una cosa es muy clara: los desarrolladores están declarando la guerra a los distribuidores por vender juegos usados y las grandes compañías están preocupadas buscando nuevos métodos par evitarlo. Insisto, es un negocio en el que nadie quiere perder. A todos esto, ¿dónde quedamos nosotros, los consumidores? Parece que el jugar se ha vuelto algo complicado por todo lo que requiere. A veces, pareciera que ese juego que compramos no nos pertenece. Ese juego que compramos con tanto sacrificio y emoción se siente lejos de ser nuestro y, lo peor de todo, algo incompleto y a medias.



Al final del camino. Esto es un negocio, en el cual unos pueden triunfar, otros fracasar, otros conseguir el éxito y recordarnos lo hermoso que puede ser este medio de entretenimiento. La decisión es de cada uno. Sobre el futuro de la industria, ésta sigue creciendo, así que no veo en plazo inmediato que vaya a derrumbarse y que dejemos de ver títulos excepcionales de grandes compañías. Lamentablemente, la historia para los estudios pequeños puede que no sea más la misma.

Como bien decía Cage, se necesita encontrar un acuerdo justo. Yo les pregunto, ¿cuál creen que sea ese acuerdo?

No encuentro mejor forma de resumir todo a este tuit que leí cortesía de @Dj_Fallingstar y creo que tiene toda la razón.

“Creo que todos tenemos esta misma pregunta: ¿cuándo carajos disfrutar de un videojuego se volvió tan complicado? Yo sólo quiero jugar”.

Aquí es donde ustedes opinan acerca de los juegos usados, nos importa mucho leer sus comentarios.

Saludos a toda la comunidad y recuerden que escogeremos los comentarios más destacados y los publicaremos en el sitio.

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg