Movie Review – Ghost in the Shell

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Hollywood tiene una pésima fama en cuanto a la adaptación en película de videojuegos, anime o animaciones se refiere ya que, salvo por muy contadas excepciones, éstas suelen caer en el espectro de la pésima calidad. Cintas como como Dragon Ball: Evolution o The Last Airbender son, al menos en el caso que nos compete, el ejemplo más infame de cómo llevar a la pantalla grande una serie de anime no es tarea sencilla, sobre todo cuando ésta se realiza fuera de Japón.

En 2008 los amantes de las animaciones niponas volvieron a pegar el grito en el cielo cuando trascendió que en Hollywood planeaban realizar un film de Ghost in the Shell, serie que es considerada por muchos como un clásico de culto debido a los complejos y filosóficos temas que aborda. Con un perfil como éste y con antecedentes como los ya mencionados, muchos no duraron ni un momento en anticiparse a calificarla como un completo bodrio – y siendo sinceros, no los culpo de ello-.

Desde aquel entonces han transcurrido ya casi diez años y muchas cosas que hicieron de su proceso de producción uno turbulento que lo mantuvo al margen de la cancelación. Sin embargo y pese a los prejuicios de millones de fans, por fin nos llega esta adaptación de la cual, sorprendentemente les puedo decir que no terminó por convertirse en esa enorme bazofia que varios auguraban.

Uno de los más grandes temores que se tenían sobre esta adaptación de Ghost in the Shell iba encaminada con su historia ya que se sabía que intentaría abordar la trama de la primera y exitosa película de 1995 que dirigió Mamoru Oshii. Si bien es cierto que muchos de los elementos, escenas e ideas de ella fueron retomadas para la cinta en turno, al final del día ésta no la replica por completo. Más bien lo que la nueva adaptación nos muestra es una historia relativamente original que rescata varios aspectos de toda la obra de Masamune Shirow aunque hace un enorme énfasis en dos principales argumentos de ésta: la del primer film en anime de hace 22 años y en parte de la segunda temporada de Stand Alone Complex 2nd GIG.

Situada en una versión futurista del mundo en el año 2029 la trama de esta reinterpretación de Ghost in the Shell se centra en La Mayor/The Major (Scarlett Johansson), una comandante híbrida entre cyborg y humana perteneciente a un grupo operativo conocido como Sección 9 que se dedica a combatir a hackers y terroristas cibernéticos. En esta ocasión el equipo se enfrentará a un misterioso criminal anónimo que buscará destruir a como dé lugar a Hanka Robotics, la compañía líder en avances de la cibertecnología. Sin embargo y durante su misión nuestra protagonista se dará cuenta de que existe un oscuro secreto detrás de los motivos del nuevo villano que la incitarán a cuestionarse por su verdadera identidad.

La trama de la película se diseñó especialmente para justificar toda esa combinación de elementos provenientes de las cintas y el anime con su premisa “original”, la cual no dudo que desconcertará a varios espectadores. No obstante y si he de ser franco, siento siento que el experimento que hicieron Rupert Sanders y su equipo con el guión del proyecto terminó por cimentar una narrativa que, aún y con sus notables desperfectos, logra salir a flote y exponer un relato convincente… a secas. Pero vayamos por partes.

De entrada y comparado con otras versiones de Ghost in the Shell, la historia de esta nueva película se centra en La Mayor y en su incansable deseo por querer conocer quién es en realidad. Desde el inicio de la cinta se nos deja en claro que la cyborg es alguien con demasiadas dudas, que no se siente del todo conforme sobre la realidad que vive y que estará dispuesta a tomar riesgos con tal de descubrir algo que le ayude a concerse.

Ciertamente éste es uno de los aspectos que más detesté de la cinta por un simple hecho: la sobreactuación de Johansson. Para muchos el personaje de Motoko Kusanagi se distinguía por ser alguien fría, calculadora, hábil, con un perculiar sentido del deber y que demostraba una actitud inquebrantable frente a cualquier adversidad; lo que en su lugar vemos aquí es una Mayor mucho más frágil, confundida y ciertamente pasional. En sí esto no sería un problema como tal pero, infortunadamente, la personalidad e intención con la que actúa la actriz acaba por entorpecer varios momentos, incluso aquellos en los que se supone está calmada y taciturna. Por más seria que se quiera mostrar, resulta difícil comprarle por completo su interpretación a Scarlett; en definitiva no es su mejor papel.

Debido a lo anterior el elenco de personajes se siente un tanto desperdiciado. Tal y como muchos se podrán esperar compañeros de Motoko como Batou (Pilou Asbaek) o el jefe Aramaki (Takeshi Kitano) están presentes y cargan con cierto peso dentro de la historia; incluso hay algunos otros personajes nuevos como la doctora Ouélet (Juliette Binoche) que se ganan a pulso su lugar en la historia. No obstante, al final todos terminan siendo eclipsados por la propia Motoko quien, como ya dije, no logra atraparnos por completo. Hubiera sido genial que se les diera mayor peso a los personajes secundarios ya que eso fue lo que precisamente hacía sentir a la Sección 9 del anime y manga como una agrupación balanceada en la que quien solía llevar la batuta era la propia Kusanagi.

Otro aspecto que se siente abordado de manera extraña es su premisa. Como mencioné al inicio del texto, la serie de Ghost in the Shell se ha caracterizado por ser una que toca temas sumamente complejos en los que se explora la identidad humana dentro de un contexto tecnológico que parece absorber el lado vivo del mundo. Para la película este rubro se mantuvo aunque se redujeron notablemente los matices filosóficos en favor de una narrativa que fuese más asimilable para los espectadores. Obviamente esto último no resulta tan extraño y hasta se entiende las razones por las que se realizó así pero, en definitiva, deja bastante a desear la manera en la que se adentran a tales cuestiones puesto que al final termina por dárselas digeridas al espectador. No hay cabida para la reflexión profunda, vaya.

Otro desperfecto que va muy de la mano con lo último son la adaptación de varios momentos claves de la cinta. Tal y como se venía diciendo, en la película seremos testigos de varias de las secuencias y fragmentos más memorables de la cinta del 95 que han sido adecuadas para el formato del proyecto. Si soy justo, creo que esto es uno de los apartados en los que más brilla el largometraje ya que todas y cada una de las situaciones que se nos muestran capturan la esencia del referente sobre el que se basa de forma muy satisfactoria. Se nota que el equipo de producción estudio muy bien esas partes para adaptarlas lo mejor posible y, aún más importante, con coherencia – porque dicho sea de paso, varios de los momentos originales se ven muy forzados-.

De la conjugación de todo o anterior deriva un desperfecto del que no se necesita ser un conocedor de de la obra de Shirow sensei para percibir, y esa es su irregular narrativa. La película de Ghost in the Shell tiene muchos altibajos que se recienten notablemente en varios momentos. De comenzar con una secuencia increíble pasamos a una parte en las que el ritmo baja rápidamente y en el que apenas y suceden algunos chispazos. Posteriormente, el ritmo vuelve a subir aunque éste se vuelve a caer y no repunta sino hasta dentro de su último acto que se ve cargado con toda esa acción y tensión que se omitió previamente. Por tal motivo considero que muchas personas (léease los espectadores casuales) podrían sentir que el film es algo pesada y tediosa en más de la mitad de su duración pero, si la logran soportar, disfrutarán su desenlace en buena medida.

En lo que respecta a la ambientación de la cinta,  nuevamente resalta la enorme dedicación con la que los diseñadores crearon y reimaginaron a esta versión futurista de la Tierra ya que le hace justicia a la obra de Shirow-sensei. El mundo de GitS se siente tecnológico y muy avanzado y aprovechó la época en la que actualmente vivimos para basar mucho de sus conceptos. Eso sí, no pude evitar percibir que el film abusó un poco de esto último ya que en muchas ocasiones  las propias tomas buscaban alguna justificación para resaltar todos esos elementos que hacían de su locación algo tecnológicamente avanzado.

En cuanto a la calidad de las tomas y la fotografía, Sanders y su equipo se ganaron una palomita en esfuerzo. Si por algo muchos nos quedamos maravillados con el largometraje de Mamoru Oshii fue por la fabulosa calidad de sus ilustraciones y enfoques que jugaban con la perspectiva mientras nos exponían locaciones muy estéticas. En esta nueva versión también hay tomas con este mismo corte que, aunque maravillan, difícilmente logran impactarnos de la misma forma que la contraparte de animación.

Después de todo, siento que Ghost in the Shell logró salvarse de ser la terrible película que muchos esperaban. Aunque su premisa original se siente un tanto forzada, cuenta con actuaciones un tanto cuestionables, su ritmo narrativo se desenvuelve muy lento y expone momentos que se llegan a sentir incoherentes, al final del día son precisamente todos esos elementos retomados de la serie original y el gran esmero que se hizo por adecualrlos los que ayudaron a darle forma al proyecto y a sacarlo a flote. No, no es la mejor adaptación en película de un anime que verás en tu vida pero cuando menos se nota que se esfuerza por respetar la obra de la cual se basó.

Si son fans de antaño de Ghost in the Shell entonces es probable (y lo enfatizo: probable) que logren pasar por alto muchas de sus fallas y hasta le agarren algo de cariño a todas esas referencias que se incluyeron. Si éste no es su caso puede que la película les resulte algo pesada e intrascendente. Eso sí, sin importar cualquiera de las situaciones, difícilmente se la recomendaría a alguien que planea entrarle de lleno a la franquicia. Se trata pues de una película que apela más a una audiencia en específico que podría acabar por gustarle u odiarla.