El verdadero discurso del incomprendido Goat Simulator

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El pasado primero de abril (si, en April Fool’s Day), los amantes de lo absurdo recibimos con los brazos abiertos Goat Simulator, un experimento que consistía en todo menos en un simulador. Aquí pudimos cumplir nuestros sueños más bizarros de convertirnos en uno de los ídolos del internet, es decir, una cabra. Más allá de lo ridículo que pudiera sonar el proyecto, se convirtió rápidamente en un argumento que rompió las barreras de lo que deberíamos considerar “un videojuego”, y le escupió a la cara a una industria cada vez más seria y que en su intento por legitimarse muchas veces cae en lo risible.

Por ello, tanto Coffee Stain Studios como el rockstar Armin Ibrisagic se han dedicado por meses a evangelizar al incrédulo y tratar de convencernos de que no todo es tan serio como creemos. Hay un no se qué en la comunidad de jugadores que nos incita a tomarnos las cosas tan a pecho como si nos afectaran personalmente. Goat Simulator es un mensaje de que debemos relajarnos, y nos indica que en este mundo hay cabida para cualquier forma de entretenimiento interactivo.

Más allá del debate sobre la definición de la palabra “videojuego” o “videojugador”, existe en muchos de nosotros una necesidad por permanecer a la defensiva como si constantemente fuéramos atacados por nuestro pasatiempo. Cada vez más seguido surgen nuevos proyectos de entretenimiento interactivo que rompen con los límites contextuales de lo que conocemos como videojuego, y con ello surgen las guerras campales sobre lo que de verdad vale la pena consumir.

Los juegos para dispositivos móviles, el modelo free-to-play y sus variantes, las micro transacciones, y las experiencias más contemplativas como las que ofrecen títulos como Mountain o Hohokum nos quiebran el esquema y nos dividen como miembros de una comunidad cultural. Juegos como Goat Simulator indudablemente se mofan de esta situación, y nos entrega un estuche de monerías que detrás de una máscara absurda de simulador de bugs, nos permite ver que en realidad se trata de un videojuego íntegro y completo. Por ello, es necesario desmenuzar un poco el fenómeno Goat Simulator para tratar de explicar el verdadero discurso de Coffee Stain Studios.

review_goat_simulator_iosNo a las micro transacciones

Goat Simulator no tiene micro transacciones. Al contrario, nos ofrece una constante variedad de actualizaciones que le añaden contenido al juego. Skins, objetos coleccionables, personajes desbloqueables y logros son sólo algunos de los ejemplos que podemos encontrar en los diferentes parches del juego, mismos que se instalan sin costo alguno.

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En un mar de videojuegos que nos obligan a conectarnos a internet de manera permanente. En una industria donde las consolas nos obligan a permanecer en línea para “corroborar” que nosotros somos los dueños de nuestras licencias, Goat Simulator no requiere que nos conectemos ni un minuto. Con sólo descargar el juego, seremos dueños de él completamente.

Multijugador cooperativo en PC

Con los años, el mercado de videojuegos en PC se ha ido alienando de lo social poco a poco. Escasos son los juegos que nos incitan a juntarnos con amigos para disfrutar de una experiencia divertida, sin importar el género del videojuego. Me viene a la mente Portal 2, que captó la atención de los medios por tener multijugador cooperativo local. Sacred 3 es otro de los ejemplos que incluía esta característica. De ahí en fuera, es difícil pensar en videojuegos que no nos obliguen a escondernos detrás de nuestro monitor y no socializar.

review_goats-2Ligero y conciso

Día a día nos encontramos con noticias de que tal o tal juego pesa más de 50GB. Nuestras consolas con la “extensa” capacidad en disco duro de 500GB se llenan tan sólo con un puñado de juegos instalados. En este marco contextual, llegó Goat Simulator con un peso de tan sólo 1GB. Claro, no es el juego AAA del año, pero sabe muy bien lo que quiere lograr y nos entrega un paquete de software conciso, que no ocupa tanto espacio en disco.

Con todo esto, Goat Simulator se perfila como un ejemplo perfecto de que la industria está cambiando. Desde hace mucho tiempo, las definiciones de “videojugador” o “videojuego” se quedan cortas para abarcar el fenómeno general del entretenimiento interactivo. Por otro lado, las compañías actuales siguen esparciendo prácticas abusivas como la venta de DLC excesivo, las resoluciones por debajo del estándar, los pesados archivos de instalación y la necesidad de conectarse a internet de manera permanente.

¿A dónde vamos a parar? Por supuesto, el experimento de Coffee Stain Studios está demasiado lejos de ser un “videojuego” para el más conservador, se trata más bien de una broma. No obstante, nos abre los ojos sobre los aspectos negativos de la industria en la actualidad, escupiéndole en la cara a las prácticas abusivas de las compañías y a la actitud pasiva de los consumidores.

Este texto aborda solo una de las múltiples capas detrás del fenómeno Goat Simulator, mismo que puede ser tratado desde un punto de vista analítico para desmenuzar el fenómeno “meme” en el que desenvuelve. No obstante, eso podría ser tratado en otro artículo.

Comentario del autor:

Gracias por la atención.

La intención de mi texto no es para nada incitar a la gente a que apoye este tipo de proyectos, mucho menos es mi deseo que la industria del entretenimiento interactivo vaya por ese rumbo… suficiente tenemos con juegos mediocres en dispositivos inteligentes y las decenas de clones del mismo juego de puzzle.

Lo que en realidad intento destacar es la limitada concepción del término “videojuego”, mismo que se ha quedado corto desde hace ya bastante tiempo. Por otro lado, estoy 100% consciente de la “piterez” de Goat Simulator, juego al que después de dedicarle por mucho una hora, terminé asqueado de lo injugable que resulta.

Por otro lado, mi misión es darle un espacio de atención al verdadero discurso de Coffee Stain Studios, el cual nos invita a pensar que como consumidores nos estamos dejando llevar por prácticas abusivas de grandes compañías que explotan la misma idea anualmente, nos cobran por contenido que debería ser gratuito, y nos obligan a permanecer conectados a internet para probarles que somos “dueños” de sus licencias.

Obviamente, reconozco que Goat Simulator no es para nada un ejemplo de “hacia donde debería dirigirse la industria”, entiendo perfectamente que juegos como Nidhogg, Papers, Please o Element4l son joyas creadas por tan solo un puñado de personas, y que entregan la verdadera esencia y consistencia de lo que los más conservadores consideran como un verdadero videojuego. Apoyo esta moción y soy partícipe de que proyectos de calidad como estos sobrevivan, tengan éxito y den un ejemplo para el futuro.

El núcleo de mi artículo es darle una voz a Armin Ibrisagic, mismo que a través de sus redes sociales se ha dedicado enteramente a tratar de despertar al consumidor, hacerle ver que existe una alternativa a los DLC y a las licencias rentadas, y abrirnos los ojos a la idea de que por mucho ya rebasamos el concepto de “videojuego”. Lástima que sea a través de un producto mediocre que por mucho nos saque uno LOL por 20 minutos.

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg