Físicas y autosuperación: Sobre los juegos de carreras

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La forma actual de los juegos de carreras no sería posible sin el constante avance tecnológico, pues es ahí donde se encuentra la conexión directa entre los videojuegos y la realidad.

Me parece que una de las mejores demostraciones del desarrollo humano y tecnológico son la carreras de autos. Veamos, por ejemplo, Las 24 Horas de Le Mans, un evento celebrado cada junio desde 1923 hasta la fecha. Esta prueba lleva al límite por un día entero no sólo a los pilotos, también a los autos, que tendrán que rendir al 100% por 24 horas seguidas, poniendo a prueba la fusión entre máquina y hombre. A lo largo de la carrera vemos tanto errores humanos como fallas técnicas, que quitan la oportunidad a muchos de terminar la carrera. Los vehículos que participan no son diseñados con el objetivo único de la victoria, pues la ocasión de la carrera sirve para probar nuevas tecnologías que después llegarán al circuito comercial. Por el otro lado, el que un piloto llegue a la meta no sólo se debe a esas 24 horas, sino a su preparación física previa y gran determinación.

Con este ejemplo, nos podemos dar una idea de lo complicado que se vuelve el desarrollo de un juego de carreras. Este género se vio revolucionado con la llegada del 3D y de su predecesor, el estilo gráfico llamado Mode 7, que simulaba profundidad tridimensional mediante la rotación de una textura 2D (por ejemplo en Super Mario Kart, o F-Zero). Además hay que considerar la batalla por definir quién es el rey estos juegos conocidos como racing games: en el caso de los simuladores, las ‟físicas” (así se le conoce al sistema que recrea las condiciones físicas en un software, lo que incluye la gravedad, masa de los objetos, sinergia, etc.) ayudan a que los comportamientos de los autos sean lo mas realistas posibles.

Lo que más disfruto cuando me pongo al volante de un juego es el poder vencerme a mí mismo.

La forma actual de los juegos de carreras no sería posible sin el constante avance tecnológico, pues es ahí donde se encuentra la conexión directa entre los videojuegos y la realidad; así como los equipos de Fórmula 1 se apoyan en la técnica ganar las carreras, los desarrolladores de videojuegos buscan en ésta la perfección, o sea que los juegos tengan un adecuado balance entre realismo y diversión.

Desde el comienzo de los juegos de carreras, los protagonistas han sido los vehículos (autos, motos, aviones, naves). De una u otra manera, siempre tienen el fin de conducir entre un punto A y un punto B, con las variación de que en algunos podremos disparar, en otros derrapar, o contamos con una infinidad de opciones que nos ofrecen las mecánicas de los juegos; sin embargo, el principio que siguen no deja de ser simple. Entonces, ¿qué es lo que hace a un juego de carreras atractivo? Me he topado con esa pregunta tantas veces que vale la pena reflexionarla.

Siempre he creído que lo más importante en un juego de carreras no son las gráficas, pues el avance de éstos no va por ahí.

Los juegos de carreras plantean muchas situaciones que nos dan cierta satisfacción: en muchas ocasiones es, precisamente, la sensación de que hacemos algo que no podemos alcanzar en la vida real. En el caso particular de los juegos de autos, podemos experimentar la velocidad de la máquina, el aire de las carreteras más espectaculares de mundo y la satisfacción de ganarle a alguien más en un duelo frenético, subirnos y experimentar cada vez una experiencia diferente. Lo que más disfruto cuando me pongo al volante de un juego es el poder vencerme a mí mismo, pues siempre estamos aprendiendo y nunca lograremos la perfección; lo que podemos alcanzar es a ese alguien que fuimos un tiempo atrás, y darnos cuenta de que hemos mejorado. Puede ser incluso una lección de vida, el llegar a tocar el límite y rebasarlo. Recuerdo una frase del inigualable corredor de Fórmula 1 Ayrton Senna: “Tocas este limite, algo pasa, y puedes ir un poco más lejos. Con el poder de tu mente, tu determinación, tu instinto, y también tu experiencia, podrás volar muy alto.”

Lo importante es cómo nos hacen sentir estas físicas y mecánicas: si el juego por si solo nos deja mejorar una y otra vez.

Siempre he creído que lo más importante en un juego de carreras no son las gráficas, pues el avance de éstos no va por ahí. Si las gráficas fueran lo más importante, ya iríamos en Gran Turismo 9 y Forza 13. Desde que lo juegos de carreras aparecieron en el mapa, lo mas importante han sido las físicas, lo responsivo del sistema, y el reto que pueden llegar a representar sus mecánicas, ya sean arcades exagerados tipo Burnout— o simuladores que cuidan a la perfección cada detalle del juego. Lo importante es cómo nos hacen sentir estas físicas y mecánicas: si el juego por si solo nos deja mejorar una y otra vez, habrá cumplido uno de sus objetivos mas difíciles. Lo último que busca un título de carreras es que los usuarios se estanquen en un nivel porque no los deja llegar más lejos. Las mejoras en los juegos no son para beneficio del juego en sí, sino para beneficio del jugador.

Los videojugadores tendemos a criticar —incluso sin dar una opinión reflexiva— y decir que algo está mal porque otro lo hace “mejor”. En el caso de los de modelos de vehículos, si no nos dan un buen primer impacto, solemos tacharlos de aburridos. Los juegos de carreras suelen sacarnos de nuestra zona de confort, pues nos piden que realicemos operaciones casi perfectas, pero, a diferencia de las carreras reales, los errores no cuestan; éstos ni nos lastiman, ni representan miles de euros en reparaciones. Si hay algo que quizá nunca van a tener los juegos de carreras es la sensación de peligro de una carrera en el mundo real. Sin embargo, del otro lado de la balanza podemos volver a jugar y a intentar lo que no nos salió, dando la opción de analizar nuestro desempeño y los detalles del juego.

Cada que aborden un juego de carreras, pruébenlo y vean si es para ustedes. Seguramente encontrarán ese juego que no podrán soltar. En mi caso, Gran Turismo siempre me ha tocado fibras sensibles, pero no por eso le echo tierra a Forza; tampoco se trata de tomar un bando, y defenderlo a morir, sino de encontrar el juego que te acomode más, y donde tú —como jugador— puedas llegar lejos, donde aprendas más. Los invito a tomar su arcade, simulador, o juego kart favorito, y a que busquen mejorar; verán que les faltan muchos kilómetros por recorrer. Yo llevo 30,000 kilómetros en Gran Turismo 5 y no dejo de aprender cosas nuevas cada que prendo la consola.

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg