Gracias a eventos como éste, México está ganando reconocimiento en la escena de la música de videojuegos.
Con fotografías de Diego Mastretta (@EvilLince)
La cita fue el 16 de noviembre en el auditorio Blackberry en la Ciudad de México. Luego de la muy larga y sufrida espera por los más puntuales, la falta de música no dio otra opción más para quienes ya estaban ansiosos que ponerse a jugar y platicar con algunos más de los asistentes.
La segunda edición de este festival, organizado por Mariachi Games, no sólo contó con música de videojuegos, sino con arte inspirado en los videojuegos y con –era obvio– ¡videojuegos! Desde el anuncio de la galería VCONCERT de este año, supimos que veríamos mucho talento, pues ésta reunió ilustraciones originales de más de 20 artistas que se dieron a la tarea de crear piezas que homenajearan el tema de este año, que fue: juegos independientes.
Además, en el lobby del BlackBerry, contamos con la presencia del PlayStation 4, que con la instalación de varias consolas con los títulos de lanzamiento permitió a los asistentes pasar un buen rato de juego en lo que esperaban el ansiado comienzo del concierto.
Fue una lástima por quienes no se dieron un espacio en el fin de semana para escuchar las propuestas musicales de quienes participaron, ya fuera para conocer a quienes están incursionando en el medio y que esperan ser reconocidos, así como de personas que ya tienen un camino recorrido en el medio, y que incluso visitaron por segunda vez nuestro país, que gracias a eventos como éste está ganando más reconocimiento en la escena de la música de videojuegos.
Marcando el ritmo, bajo las luces del escenario, detrás de un antifaz, con notas electrónicas por parte del grupo de Xalapa, quien además preparó al público luego de la larga espera, mezclando un poco de rock con las canciones que abrieron el concierto. Vespeon tocó con mucha energía y para suerte de los asistentes tuvimos la oportunidad de escuchar por primera vez una canción que apenas están preparando para grabar.
Por otra parte, Brian Cubría nos demostró que tantos años de educación musical no sólo terminan en conservatorios, sino que se pueden interpretar los grandes temas de los juegos. Un arreglo de piano de FFVII y un recorrido musical por los temas de Mario, una reinterpretación que daba un ambiente diferente a Hyrule, uno menos oscuro, un sabor más alegre para Song of Storms, el tema de Link acompañado de rock, una versión más electrónica mientras nos adentrábamos en Lost Woods. Un poco de jazz rojo Castlevania para revivir las travesías por los castillos y una dosis de Megaman para seguir elevando el ambiente y llevarnos hasta la energía de los juegos de peleas o de una carrera en F-Zero.
Astrapolaris nos ofreció una propuesta musical muy diferente a lo que hemos visto. Comenzando con un solo hombre, este intérprete se encargó de ir armando un rompecabezas sonoro con loops, secuencias, sintetizadores, su guitarra eléctrica, y muchos efectos electrónicos. Modificando los beats y sonidos, ofreció versiones vanguardistas de la música de Mega Man II y Donkey Kong Country, que demostró que la música en vivo y la tecnología se pueden llevar muy bien, incluso si es sólo una persona quien se encarga de todo lo que escuchamos. Para cerrar su set, la vocalista Lizbeth Flandes lo acompañó interpretando el tema principal de Journey en una versión cargada de beats agresivos y ambientes etéreos.
The OneUps hizo sonreír a muchos con sus reinterpretaciones con sabor bossa nova-jazz de Zelda, FF III y F-Zero, Tortugas Ninja acompañadas de pantallas con el gameplay. Los músicos con lentes oscuros dedicaron sus canciones “a todas las mujeres”, con lo que descubrimos de manera divertida que es una de las pocas frases en español del equipo. El grupo cerró con el tema Metal Gear Solid demostrando que cinco músicos son capaces de emocionar a todos los presentes con un estilo muy diferente en el que el sax es pieza fundamental para dar ese ambiente.
Ich Vreeland hizo que todos recordaran lo divertido y el reto que es jugar FEZ. Guitarra eléctrica y batería nos condujeron por ese juego donde interactuar con las perspectivas es fundamental, hicieron que el público viajara por los diferentes temas del juego y se emocionaran tanto como el año pasado al escuchar a Disasterpeace.
Jim Guthrie, compositor de la música de Indie Game: The Movie y su banda nos presentaron gracias a su violín, sintetizador y guitarras un repertorio de 45 minutos que nos dejaron más que claro por qué Jim tiene su lugar en la industria, aunque no sólo interpretaron canciones de Swords & Sorcery, sino que también participaron con material ajeno a los videojuegos.
Daniel Rosenfeld, C418, se divirtió mucho en el escenario. Armado sólo con una tablet, el joven fue armando su presentación. El compositor de la música de Minecraft no perdió oportunidad hasta para tener a algunos de los asistentes en el escenario bailando, incluso uno podía dejar su silla y pararse a bailar. Toda una locura bajo el ritmo de las luces y de la energía del chico que animaron la noche con su carisma y buena actitud con el público mexicano.
Jacob “Jake” Kaufman continuó la fiesta y el baile en el Vcon (hubieran visto a Emilio). No sólo con los divertidos temas de Shantae: half genie hero, Shantae Risky’s Revenge, también tocó Double Dragon Neon, Ducktales Remastered y Mighty Switch Force. Y para los fans de la linda Shantae una canción que apenas saldrá en un año como parte del sountrack del nuevo juego. Virt cerró el Vcon divirtiéndose con el teclado, entusiasmando a la gente y haciendo que no pararan de bailar por más largo que fue el concierto.
Los aplausos, gritos y ovaciones luego de la presentación de cada grupo no alcanzan a transmitir la sensación de un concierto de este tipo. En lo personal, yo definiría Vcon como un ejercicio de reconocimiento musical donde la memoria auditiva juega un papel importante, un lugar donde la música se reinterpreta en un espacio ajeno a las gráficas y a los personajes que reconocemos.
No sólo era oír la música, también tuvimos la oportunidad de verla: el golpe de los talones en el piso para no perder el ritmo, las expresiones de los intérpretes, la maestría en las manos que dominaban los instrumentos, la comunicación entre los miembros de los equipos. Vconcert te permitía ver cómo ellos viven la música, como disfrutan lo que hacen, cómo son capaces de inspirar a quienes quieren dedicarse a ello, como se vive la pasión musical de los videojuegos.
