Muchos jamás superarán el éxito que generó la serie del famoso Oliver Atom u Oozora Tsubasa (seguramente muchos aún no saben que éste es su nombre original).
Nada podía fallar con una serie relacionada al deporte más popular del planeta, con jugadas increíbles, partidos que jamás ocurrirían en la vida real y, por supuesto, esas canchas kilométricas (por no decir infinitas) que eran la mejor razón para que un partido durara meses.
Probablemente Captain Tsubasa abrió las puertas para que las series deportivas fueran exitosas en el mundo del anime y el manga; esto por supuesto también se vio claramente en México. Slam Dunk, Giant Killing, Hungry Heart, Eyeshield 21, Prince of Tennis, Kuroko no Basuke y muchas otras más han tenido una buena aceptación en el medio, pero no había visto algo parecido a Captain Tsubasa hasta Yowamushi Pedal.
¿Quién podría imaginar que una serie relacionada con ciclismo de montaña podría causar algo parecido? Y no, no estoy diciendo que generara el mismo éxito que Oliver y el fútbol pues, hay que reconocer, en esta época los anime son tan volátiles que al año hasta se nos olvidan cómo se llamaban. Yowamushi Pedal logra ese mismo efecto de canchas kilométricas y sucesos infinitos, presenta muchísimos personajes (cada uno con un estilo propio), historias trágicas y carreras donde 500 metros pueden convertirse en largos kilómetros.
Por ejemplo: la serie se toma la libertad de avanzar una distancia de 100 metros y exprimirlos 3 o hasta 4 capítulos recurriendo a flashbacks y contando qué es lo que pasa en la mente de los competidores; sí, correr a una velocidad de 80-90km. por hora no es un impedimento para digresiones narrativas. Este mismo recurso de pausar la historia y llevar al espectador a otra más lo hemos visto también en series como Dragon Ball Z, debemos recordar que como buena serie deportiva Yowamushi Pedal es ante todo un shounen y ese tipo de recursos son bastante utilizados. Nadie puede negar que la pelea contra Freezer duró una eternidad y el planeta Namek tardó semanas en destruirse.
Otro efecto interesante provocado por este tipo de series es que los jóvenes japoneses se han acercado a los deportes: el fanatismo de las chicas y los chicos ha generado un ánimo descontrolado por pertenecer a los equipos deportivos en las escuelas secundarias y preparatorias; el fenómeno no se queda allí: en diversas ocasiones la serie se ha presentado en exposiciones de ciclismo, vinculando al público con el deporte real. Por supuesto, también ha sido la oportunidad de muchas compañías para patrocinar eventos y, en colaboración con las casas productoras, lanzar artículos de colección para los jóvenes.
Los personajes de Yowamushi ahora promocionan marcas de bicicletas fuera del canon, generando cantidades importantes de dinero y cosechando mucho más éxito. En su época, el marketing probablemente no era tan monstruoso como ahora pero Super Campeones invadió el mercado con diversos artículos, de forma más reciente con el retell que se hizo en el 2012 y hasta playeras patrocinadas se convirtieron en valiosos coleccionables.
Ahora hablemos un poco de otro factor muy interesante. En la actualidad, las series animadas apuntan al mercado masculino y femenino de diversas formas. Los protagonistas son creados con el fin de que las chicas disfruten de un fan service muy bien manejado y que, al mismo tiempo, sea justificado con situaciones regulares del deporte. Hombres delgados pero musculosos y con rostros característicos del bishoujo han logrado que las mujeres vean la serie sólo por disfrute visual; incluso hay coleccionables que solamente una chica podría querer.
Por otro lado, se busca generar interés entre el público masculino con otras situaciones: carreras emocionantes, habilidades especiales y hasta combates que podríamos ver incluso en los mejores shounen de peleas. Encontraremos personajes realmente odiosos que buscan ganar una carrera eliminando a sus contrincantes de las formas más sucias pero inteligentes y, obviamente, no puede faltar el protagonista recto e inocente que descubre su talento de forma natural, transformando su entorno en un ambiente hasta heroico.
Probablemente, SuperCampeones no buscaba agradar a ambos públicos explícitamente y ésa fue una de sus magias. Sin embargo, en esta época moderna, éxito es igual a dinero y ¿qué mejor que lograrlo con algo tan poco popular como el ciclismo de montaña y simpatizando con los dos públicos?
Y ustedes, ¿ya han sido espectadores de las carreras infinitas de Yowamushi Pedal?
