Esta semana se estrena la nueva película de Christopher Nolan, uno de los llamados directores de la “nueva oleada” más destacados de la última década. Nos referimos a Interstellar, una cinta de ciencia ficción que plantea lo que necesitaría hacer la humanidad ante una catástrofe global que la amenaza con la extinción. Aquí te presentamos nuestra reseña de la película que, aunque tocará muchos puntos claves de la historia, está LIBRE DE SPOILERS.
Después de que a inicios del siglo XX la humanidad se excediera en el consumismo y de que sus vidas dependieran de la tecnología (tal y como ocurre en estos momentos), el planeta Tierra está retomando su autoridad sobre la superficie y ha causado enormes tormentas de arena que han causado la muerte de la mayor parte de la población, en específico de las grandes ciudades. Los científicos ya no son necesarios, y los agricultores son la columna vertebral de la civilización. La comida es la única salvación de la especie. Es aquí donde entra el personaje de Cooper, interpretado por Matthew McConaughey, un ex-piloto de la NASA que ahora se dedica a la cosecha. Al recibir unas extrañas señales magnéticas dentro de su misma casa, emprende una búsqueda que lo podría llevar a lugares inesperados.
Ésa es la premisa que vemos durante los primeros minutos de la película, que de por sí ya suena interesante, pero que a partir de ahí nos embarcaremos junto al protagonista en un viaje por la galaxia en busca de un planeta con las condiciones adecuadas para sustentar la vida humana.
Pero, ¿qué pasaría si en tus manos dependiera la salvación de toda la humanidad?
Desde inicio de su carrera, Nolan se ha destacado por realizar películas en las que el espectador sea partícipe de la historia, haciéndolo hilar las situaciones en pantalla para que saquen sus propias conclusiones. En otras palabras, hace pensar a la audiencia.
A él le gusta hacer películas en las que se se ponga al límite la mente humana: en Memento nos presentó una historia narrada de fin a inicio al hacernos sentir como una persona con daño en la memoria; en The Prestige jugó con la percepción de la mente ante las ilusiones ópticas; en The Dark Knight vimos como un genio utiliza su inteligencia para ser el rey del crimen; y en Inception nos adentramos a las profundidades del subconsciente humano para explorar los mundos oníricos que creamos al dormir. En el caso de Interstellar, Nolan decide explorar dos temas principales: la Teoría de la Relatividad de Einstein, y lo que implica a una persona tomar una decisión que podría afectar su vida y la del resto de humanidad.
Sobre la Teoría de la Relatividad, como ya se ha hecho costumbre en sus películas, hay grandes secciones en las que le explica a la audiencia los conceptos básicos de la misma, y por si no se ha comprendido a la totalidad, lo hace con un ejemplo. En este caso, nos muestra lo que podría ocurrir si la humanidad pasara de las tres dimensiones a un plano más allá de nuestra comprensión donde el tiempo puede ser manipulado o doblado para viajar más lejos de nuestro Sistema Solar. Lo que para algunos puede ser unas horas de vida, para otros pueden ser años transcurridos.
En cuanto a las decisiones que los personajes toman en la película, son situaciones en las que se pone en una balanza tanto la vida personal como la del resto de la humanidad. Ambas decisiones implican un beneficio que afectaría gravemente el otro extremo. ¿Qué harías si de ti dependiera que nuestra especie continúe viviendo? ¿Sacrificarías a tus seres queridos por mantener viva a la humanidad? Es una situación que hemos visto muchas veces en los videojuegos, y que incluso se planteó en The Last of Us.
Es con todos estos elementos, que en Interstellar vamos junto a los personajes en el viaje más importante de la humanidad en su búsqueda por preservar la especie. El lema de la cinta es “Nacimos en este planeta, no necesitamos morir en él”, y es así que nos convertimos en exploradores en busca de un nuevo hogar sustentable para vivir. Pero como es su costumbre, Nolan nos pone en situaciones extremas y en las que la solución dependerá de lo capaz que sea cada individuo para pensar rápido en momentos críticos. De verdad llegamos a sentir la presión de que cualquier error que se cometa, será crucial para el futuro de la raza humana.
Los efectos especiales son de gran calidad. No son tan detallados como en Gravedad de Alfonso Cuarón, pero se logra entender lo que ocurre y lo que implica un viaje espacial. Varios efectos e incluso tomas, son similares a las vistas en Inception, en específico las escenas en las que las calles de París se doblan sobre el cielo, y la pelea sin gravedad de Joseph Gordon -Levitt.
La música está creada por su compositor de cabecera Hans Zimmer, pero no se nota el característico estilo que recordamos en Inception con sus profundos tonos bajos. En esta ocasión opta por un estilo más orquestal del cual explicaré en unos momentos.
Y sobre las actuaciones, Matthew McConaughey hace un excelente trabajo, aunque en ocasiones su acento campirano de los Estados Unidos hace que se sienta fuera de lugar, no como un experto piloto espacial, sino como un personaje que pertenece en una cinta dramática. Anne Hathaway es la bella científica del viaje que toma decisiones basadas en sus sentimientos y su papel no llega a justificarse por completo hasta el final de la cinta. Mientras que Michael Caine retoma su papel de Inception al ser guía de los personajes gracias a su experiencia e inteligencia.
Fuera de algunos detalles que lucen muy fantásticos como el que existe comunicación por video entre dimensiones, la mayor parte de la película te hace creer que las situaciones son reales. Simplemente hay que dejarse llevar por la experiencia.
Interstellar es una cinta que ningún fan de la ciencia ficción se debe perder. En especial si conoces el talento de Christopher Nolan. Se estrena en 1,300 salas de México.
La Odisea de Nolan
El subtítulo de esta reseña es “La Odisea de Nolan”, y lo hago por una razón muy en específica. Interstellar es un completo homenaje a la clásica película de Stanley Kubrick de 1968: 2001: A Space Odyssey, una de las grandes cintas del género y desde la cual se comenzó a tomar en serio a este tipo de cintas, ya que anteriormente se les asignaban presupuestos bajos que daban como resultado efectos especiales de mala calidad y nada creíbles. De hecho, llego a considerar que no se trata de un simple homenaje a 2001, sino de un reemake en su totalidad. A CONTINUACIÓN HABRÁ ALGUNOS COMENTARIOS QUE PODRÍAN PARECER SPOILERS QUE USARÉ PARA EXPLICAR EL PORQUÉ DE MI TEORÍA.
Hay muchos elementos y situaciones que son idénticas en ambas cintas. En prime lugar, en ambas de ellas la humanidad sale del planeta Tierra para explorar una señal dejada en el Sistema Solar por inteligencia superior. En 2001 se presenta en la órbita de Júpiter, mientras que en Interstellar se encuentra en la órbita de Saturno. Al tocar el marcador, los personajes de las dos películas son transportados a otra dimensión por un tunel o gusano espacial que los lleva a otra dimensión. Pero mientras que en la cinta de Kubrick utilizan a los humanos para estudiarlos, en la de Nolan son los propios humanos los creadores de su destino gracias a sus acciones. Además, de que ambas cintas utilizan una nave espacial con un sistema de centrifugado para crear la alusión de gravedad, y en las dos hay inteligencia artificial con una voz sombría.
Pero las coincidencias (u homenaje) van mucho más allá de la simple premisa. Nolan utiliza tomas idénticas (como la que hace referencia al “Bebé Espacial”) e incluso temas musicales casi idénticos a los de Kubrick. Por ejemplo, después de alguna secuencia clave llena de acción, llega un momento de silencio en el que logramos escuchar las últimas notas del tema musical que se asemeja al final de “Also Sprach Zaratustra” de Richard Strauss que se utilizó en 2001. Además de que al ver flotar la estación espacial que gira sobre la órbita, casi podemos percibir notas que hacen referencia al Danubio Azul.
Por si fuera poco, Interstellar también está realizada en 3 actos con su claro cambio entre cada uno de ellos. Era una técnica muy utilizada por Kubrick en todas sus películas, incluyendo un Epílogo tan fantástico que ya hubiera deseado el propio Arthur C. Clarke o Phillip K. Dick haberlos escrito.
Y como broma interna, Nolan hace referencia en una escena al supuesto alunizaje falso de los 60, del cual “dice la leyenda urbana” fue Kubrick quien la dirigió después de hacer 2001: A Space Odyssey.
Te recomendamos ver ambas cintas. Son de esas en las que descubrirás algo nuevo cada vez que lo hagas. Y ya después, las podrás comparar por tu cuenta.
