Reseña: VCONCERT 2012

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El pasado jueves 15 de noviembre en el Auditorio Blackberry de la ciudad de México, gracias al apoyo de Mariachi Games, se presentó un elenco de músicos en concierto: Akira Yamaoka, The One Ups, Disasterpeace y Baiyon. De ellos, Akira Yamaoka, comúnmente aludido entre nosotros como “maestro” o “Yamaoka-san”, es el más renombrado, a quien conocemos por temas inolvidables de Silent Hill. Desde el anuncio de su participación en el V-CON 2012, auspiciado en Querétaro, empezó a circular en redes sociales una marejada de comentarios entusiastas sobre la próxima visita de Yamaoka a nuestro país. En aquel entonces se dijo que podrían venir también Suda 51, Grasshopper y Mary Elizabeth McGlynn y, finalmente, no contamos con su presencia. Sea como fuere, el concierto se llevó a cabo sin mayores contratiempos.

Ubicado a unos pasos de la estación Chilpancingo de la línea 1 del metrobús, el Auditorio Blackberry abrió sus puertas aquel jueves pasado. Dentro había una exposición de diversos dibujantes mexicanos que retrataron portadas o personajes de los videojuegos: Star Fox, Super Mario RPG, Chrono Trigger, Battletoads & Double Dragon, The Legend of Zelda: Ocarina of Time, BioShock, Gears of War e incluso Captain Commando (¿quién diría que todavía hay quien lo recuerda?), por nombrar algunos.

La entrada fue a las cinco de la tarde. Largas filas esperaban la entrada a la zona general para gozar de la mejor vista del escenario. Una hilera menor buscaba dejar sus pertenencias en el guardarropa y algunos curiosos merodeaban la galería de imágenes o compraban víveres.

Dos horas después, Disasterpeace abrió el concierto. Compositor del soundtrack de FEZ, muchos de sus temas se encuentran en Bandcamp (por ejemplo, Adventure, la pieza inicial de su playlist). ¿Cómo no transportarse a los RPGs de NES o SNES al escucharla? Disasterpeace es el nombre artístico de Rich Vreeland, de origen estadunidense y, según lo indica en Facebook, su influencia estriba entre la música de compositores de videojuegos, como Yasunori Mitsuda, y grupos de indie, rock, postrock tales como Tortoise, Röyksopp, Radiohead, Fleet Foxes. A la guitarra, Rich hizo gala de sus habilidades en promedio durante una hora, acompañado de Roger Hicks en la batería, que en su momento también apoyaría a Yamaoka. La gente comenzaba a animarse con piezas suyas, en las que él y el baterista tocaron como en cualquier canción de rock. Lo que hizo brillar a Disasterpeace fueron los chiptunes que introdujo, característicos de consolas clásicas, y por lo que algunos de nosotros ya lo conocíamos. Esos sonidos nos llevaron al pasado. Aunados a la batería y los acordes de la guitarra, qué gran oportunidad para trasladarnos, en efecto, a un RPG, a la pantalla de selección de un personaje, la elección de su nombre, su viaje alrededor de algún mundo. Con tino, pues quién no se deleita con Mitsuda, Disasterpeace optó por cerrar con un tema de Chrono Trigger, Secret of the Forest.

Luego oímos a The One Ups, cuyo logo simula el panel de botones de un control de SNES y cuyo nombre parece más afín para el universo de los videojuegos que el de Disasterpeace. A su vez de origen norteamericano, la banda se compone de cuatro miembros, a diferencia del cuasisolista Rich Vreeland: Tim Yarbrough (guitarra central), William Reyes (guitarra secundaria), Jared Dunn (batería) y Mustin (bajo). Se han vuelto famosos por interpretar música de numerosos juegos con un toque especialmente rockero. Ellos emplearon la pantalla del auditorio a su favor, como no así Disasterpeace ni tampoco lo haría Baiyon, ya que mientras tocaban una determinada melodía, se mostraron imágenes del juego en cuestión, de manera similar a lo ideado por el formidable Tommy Tallarico en la gira internacional Video Games Live. The One Ups causó mucha simpatía en el público porque William Reyes dedicó en español cada pieza “a las mujeres” como preámbulo a lo que tocarían. Así, dedicó una melodía a las mujeres “que caen del cielo” y ejecutaron un tema de Angry Birds, si era “para las que pelean en la calle” lo hicieron con Double Dragon, si hablaron de “las mujeres y los sapos” tocaron Battletoads, etcétera. En especial disfruté sus versiones de Tetris y Metroid, tunes icónicos, el primero como el himno en videojuegos de Rusia —más aún que el tema de Zangief— y el segundo como una genuina descarga de nostalgia. Extrañamente no tocaron Koopa Beach, espléndida por su saxofón. En Youtube hay cierto material disponible de The One Ups y vale merodear sus pistas para rememorar los varios juegos que llegan a caer en nuestras manos.

Después, Baiyon —autor de la banda sonora de PixelJunk Eden, de PlayStation Network— ocupó el escenario por más de una hora. Para mí, implicó cierto respiro de los desplantes rockeros de las otras bandas; fue una frescura escuchar a un DJ con una propuesta tan interesante. Además, tuvo que soportar mucha presión, pues precedía a Yamaoka. En lo personal, me agradaron los beats de Baiyon porque me recordaron a Nujabes, a quien admiro encarecidamente (lo perdimos hace casi ya tres años). Incluso hubo gente estimulada por su música, pues varios grupos pequeños bailaban al compás del DJ, movidos por sus samples, saltando de vez en cuando debido al cambio de un ritmo a otro. En el escenario, ciertos miembros del staff y del tropel de Akira Yamaoka danzaron también, moviéndose en frenesí o exhortando a que la concurrencia aplaudiera. Consiguieron subir los ánimos porque los gritos brotaron aquí y allá ante la coreografía improvisada y la mixtura de sonidos de Baiyon. Cuando él se detuvo, una oleada de ovaciones estalló.

Para cerrar con broche de oro la noche, Akira Yamaoka, arropado en la flamante chamarra de cuero de Garcia Hotspur, rasgó su guitarra. Como primera impresión, esto pudo causar desencanto porque ninguno de los miembros originales que tocan con él estuvo a su lado: ni Elizabeth McGlynn (vocalista) ni Troy Baker (bajo) ni Meytal Cohen (batería). En vez de ello, lo suplantaron Imya Nayto, Luis Méndez y Diego Reynoso. En sí poco importó aquella ausencia, porque el público fue a ver al hombre de Silent Hill. Abrió con el inconfundible Theme of Laura y alternó su intervención con temas varios de la saga, tanto instrumentales como cantados (aquí pueden ver el setlist). Dominaron estos últimos para aprovechar la voz de quien remplazó a la cantante usual y que a mi ver no lo hizo mal. No por nada la cubrieron de gritos como “¡guapa!” o “¡dame un hijo!”, si bien la euforia recayó una y otra vez en Akira, a quien le chiflaron y bañaron de fervor. Cuando se aventaba un solo, la audiencia lo aclamó lleno de vehemencia y agitación, como si fuera un médium que invocara a los espíritus, volviéndolos reales, corpóreos. Además de las rolas familiares, anunciadas siempre por Diego Reynoso, Akira Yamaoka estrenó algunas nuevas, que forman parte de su más reciente disco, Revolución, un repertorio de melodías dedicadas especialmente para México. En efecto, el músico siente un hondo cariño por nuestro país y ese aprecio es correspondido. Bien valió el aviso meses atrás sobre su participación en V-CON y el concierto previo en Guadalajara. No es fortuito el retorno de Akira a nuestra tierra ni el hecho de decidirse a tocar, a hacer lo suyo, aún sin el auxilio de su propia banda. Precisamente culminó el concierto con el tema Revolución en el que Imya Nayto lideró y en el que se unieron los artistas anteriores para cantar el coro, desde Disasterpeace, The One Ups y Baiyon, así como el staff en general.

No es la primera vez que México es el escenario del videojuego, de su universo. Hace poco vino Video Games Live. En esta ocasión fue el turno de Akira Yamaoka. A tender los brazos abiertos al mañana, un futuro promisorio para nuestra tierra porque si algo nos caracteriza es el amor que otorgamos ante quienes nos conmueven a pesar de las circunstancias, ahora particularmente adversas. México, por supuesto, es patria de los juegos y su música. Ahora queda esperar el próximo VCONCERT. ¿A quiénes recibiremos el año entrante?

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg