Reseña: Max Payne 3

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Algo que sucede frecuentemente en mi departamento es que tenga compañía mientras estreno un juego. Desde hace 16 años me he entrenado para ser esa persona que juega con público, lo cual es todo un arte. El público me puede perdonar una que otra muerte, pero, lo que jamás me podría perdonar ni a mí mismo, es no hacer buenas tomas de un título. Cuando estás jugando algo de un jugador es un pécado jugar con una cámara que parece que está siendo controlada por un jugador de Call of Duty en cocaína. Hay reglas que no están escritas que dictan que la responsabilidad de quien juega en público es hacer justicia al juego con un buen espectáculo.

Max Payne 3 es uno de esos juegos; podrías ver a un amigo pasarlo de principio a fin y disfrutarlo con la misma intensidad de quien está jugando.

Max Payne 3 es el primer juego de Max Payne de Rockstar Games y también el primero de sus Rockstar Studios, conformado por varios estudios internos de Rockstar Games. Anteriormente habían publicado juegos de Max Payne desarrollados por Remedy, pero ésta es la primera vez se Rockstar desarrolla su propia historia del personaje.

Tal pareciera que Remedy dió al clavo con los dogmas que tendría a futuro Rockstar Games. Max Payne es un personaje que está envuelto de todo aquello que caracteriza al publicista.

Max Payne 3 no es cualquier juego: es un juego de Rockstar Games. Los títulos de la gran R son distintos a todo lo que hay en la industria: se ven diferente, huelen diferente, se sienten diferente. La actitud del publicista a lo largo de esta generación de consolas ha sido mucho más “seria”, al punto en que nos hace ruido nombrar sus obras como “juegos”.

Max Payne 3 es, en mi opinión, uno de los juegos más crudos en la industria. “No russian”, en comparación, me parece una escena dirigida por Michael Bay. Los temas que toca Max Payne 3 y la intensidad de su historia puede lograr que te involucres, al punto de sentirte agredido en carne propia con las situaciones que se plantean en el título. Aunque en las entrañas de Max Payne 3 viva un muy buen título de disparos en tercera persona, la envoltura alrededor del dulce toca los puntos más bajos de la raza humana y los presenta de tal manera que lo convierten en un bizarro viaje al interior de un artista. Su lienzo es quien se le ponga en el camino y el tema de su obra es la muerte.

La historia fue escrita por el mismísimo Dan Houser. El Max de Max Payne 3 es una persona que ya tocó fondo desde el primer título. Es un humano que, a lo largo de tres juegos, ha escapado a que le pongan una bala en su cabeza. Lo que expresa en su exterior no siempre tiene mucho que ver con lo que piensa en el interior. Es un placer para mí ser espectador en la interesantísima historia de este hombre que piensa completamente lo contrario con respecto a lo que actúa. Todos los que sabemos su historia somos los únicos testigos de lo que lo ha llevado a ser lo que es. Max Payne está más allá del bien y el mal: es la historia de un hombre sin miedo a quien no le importa estar vivo o muerto y cuyos logros se traducen a disculpas y redención —que no son para un dios u otra persona, sino para sí mismo.

Los tonos dentro de Max Payne 3 se salen a menudo del Neo-Noir que pintaban los dos primeros títulos de la serie. São Paulo hace contraste con los oscuros callejones de New Jersey. Los secuestros de esposas de millonarios son una distracción de los fantasmas del pasado de Max, al punto de convertirse en una meta que, más allá de buscar salvar una persona, se convierten en una obsesión y una buena calificación en una boleta llena de materias reprobadas. La tercer historia de Max es la más siniestra, pero a su vez algo mucho más real y palpable que el cómic de su pasado.

La transición entre cut-scenes y gameplay son invisibles. La manera en que esto te hace partícipe en todo momento es efectiva al punto de tenerte al borde del asiento durante todo el juego. Max Payne 3 no sólo se trata de disparar: hay un todo que lo convierte en esa experiencia tan especial.

Hablando de disparar… es hora de hablar de eso. En algún previo de Max Payne mencioné que los juegos de la serie fueron mejores juegos de The Matrix que los juegos de The Matrix y, aunque Max Payne 3 lleva en sus legales que el Bullet Time está registrado por Warner, no ha existido ningún videojuego que lo haga tan bien como Max Payne 3. Después de todo, fué Max el primero que lo hizo.

Básicamente, Max Payne 3 es un título de disparos en tercera persona en cuanto tocas el control, pero su nivel de producción es rival de otras experiencias del género. Max Payne 3 es Uncharted, pero clasificación C.

Las balaceras tienen que ser planeadas estratégicamente en cada situación si no quieres ver el letrero de “Dead” en toda tu pantalla. De ser jugado como se debe, Max Payne 3 y su Bullet Time pueden ser una oda a la destrucción: oficinas enteras son despedazadas bala a bala mientras tratas de encontrar un lugar dónde refugiarte. Aún si juegas en “normal”, las posibilidades de que mueras decenas de veces es alta; sin embargo, en ningún momento sentirás que el juego está siendo injusto. En cada muerte sabrás perfectamente en qué fallaste.

Cada balacera, cada cuarto, cada situación es un placer. El sentimiento de logro en cada encuentro combinado con la destrucción del lugar son algo que le pondrán la “piel chinita” a cualquiera. En Rockstar Games son maestros de ponernos en situaciones que siempre nos lleven a nuestros extremos; Max Payne 3 no es la excepción. Todo el tiempo te preguntarás “¿hasta donde van a llegar en esta ocasión?” y, aunque Max Payne 3 jamás deja de ser un juego de disparos en tercera persona con su buena dosis de showoff, la mayor parte del tiempo se siente congruente y mucho más apegado a la vida real que la mayoría de juegos del tipo en el mercado.

La animación dentro del juego es un nuevo estándar en la industria. La manera en que Max se mueve muy cercana a como se desplazaría un ser humano. Por esta misma razón, existen quienes se quejan de que el control no responda exactamente como ellos quieren en el momento que ellos desean. En God of War, cuando presionas una dirección contraria a la que Kratos camina, instantáneamente el personaje dará una vuelta de 180 grados; en Max Payne 3 no es así: cada uno de tus movimientos estará ligado a los movimientos naturales y esqueletales de un ser humano. No exagero cuando digo que es la mejor animación que hemos visto en un videojuego en la historia.

La violencia es una parte esencial de Max Payne 3. Sin caer en el amarillismo, aquí se muestran las entrañas de los seres humanos, literalmente. La balas penetrarán los cuerpos y saldrán de ellos cuando tengan que hacerlo. Carne quemada, desmembramiento y balas que perforan cráneos son cosas de todos los días en Max Payne 3. La crudeza de la historia hace un empalme perfecto con la crudeza visual incluída en el título.

En cada balacera, la muerte del último enemigo tiene un tratamiento especial. Podrás controlar la cámara e incluso la velocidad de la cámara lenta. No les miento cuando les digo que Max es un artista de la muerte. Cada vez que eliminas a un enemigo es relevante: no importa que a lo largo del título mates a cientos. Cada una de sus muertes es palpable.

Así como las cuevas de Nathan Drake abstraen el sentimiento de entrar a una al punto de sentir que lo estamos haciendo en persona, en Max Payne 3 entrar a una favela se siente como el laberinto más peligroso del mundo. Ningún minotauro es tan imponente como la decadencia del bajo mundo de nuestro planeta. La representación que nos muestra Max Payne 3 se siente tan en carne propia y con tal crudeza que lo que Fernando Meirelles y Alejandro González Iñarritu han retratado en la pantalla grande no le llega ni a los talones a lo representado en esta obra interactiva. En Max Payne 3 te darás un clavado al punto más bajo que existe en la tierra y en sus habitantes.

La banda sonora de Health es uno de los contendientes a mejor OST del 2012. La repetición del mismo, aunque no estés jugando, es un flashback instantáneo a la intensidad de Max Payne 3. Los tonos del pasado que de vez en cuando invaden el diseño sonoro no tienen la intensidad de todo lo nuevo que su música propone en esta nueva entrega. Así como Vangelis es testigo de nuestro tiempo con Rick Deckard, Health viste de gala la banda sonora del señor Max Payne.

Tal pareciera que en cada nueva entrega de Rockstar (desde GTA IV) vemos que se superan en sus modos multijugador. Max Payne 3 no es la excepción. En Gang Wars el juego intenta hacer cosas a las que no estamos acostumbrados, como añadir narrativa a un modo que rara vez la tiene en el medio. A lo largo de varias rondas tendrás diferentes objetivos que afectarán el curso de lo que pase después. En la quinta (y última) ronda todo se decide en un festín del todo por el todo. Desconozco las piernas que tenga un modo tan ambicioso, pero mi breve visita al multijugador de Max Payne 3 ha sido una bomba con tal intensidad que ha sido difícil separme del control para hacer otras actividades ajenas a los videojuegos. Aplaudo el intento de Rockstar por llevar nuevas ideas a modos que generalmente han sido los mismos por más de una década. Max Payne 3 es algo que jugarás por meses aún después de haber terminado el modo de un jugador de más o menos 13 horas de duración, según qué tanto detenimiento tengas para investigar todo lo que el juego ofrece). Hay personajes a las que, si no conociste en el segundo capítulo del juego, no conocerás nunca, hay habitaciones y hasta programas de televisión que serán recompensa de todo aquel que tenga la curiosidad suficente para encontrarlo.

Me fascinan los videojuegos en los que eres un hombre de más de 35 años. La vejez que Old Snake nos transmitió en Metal Gear Solid 4 es juego de niños comparada a los años que Max Payne refleja en esta entrega. Ignoro cómo fue que Rockstar Games pudo capturar el semblante de una persona que ha vivido tanto años y tanto dolor. Max Payne es fabulosamente caracterizado por James McCaffrey, quien se pone al tú por tú con grandes como Nolan North y su obra maestra Nathan Drake.

Max Payne 3 es, en ciertos puntos, una probadita del futuro cercano de Rockstar: un título lineal que está hecho por los reyes del sandbox, con toda ese know-how de exteriores aplicado en ricos interiores llenos de historias que se cuentan sin palabras. Max nos augura que las balaceras de Grand Theft Auto V serán épicas, pues estarán engalanadas por Rockstar Games y su fabuloso RAGE, con un toque de Euphoria.

Max Payne 3 es hermoso. En estables 720p se ve mucho mejor que la mayoría de juegos de esta generación que nos mienten con la resolución “nativa” en sus cajas. En esta reseña usamos la versión de Xbox 360 y me muero por jugarlo en PC a toda la resolución que dé mi monitor.

A menudo vemos en los videojuegos que hay títulos que hacen sobresalir el medio como un método distinto de entretenimiento y Max Payne 3 es uno de los mejores ejemplos. Su propuesta es un todo que debe experimentarse con detenimiento. Max Payne 3 no sólo es un juego de disparos: es una aventura líneal que sobresale como una de las grandes de esta accidentada generación de consolas y una que pone en alto todo lo que es posible con la tecnología que hoy en día está en la sala de nuestras casas. Max Payne 3 es, sin duda, otro premio en la galería de trofeos de Rockstar Games y un título que debe de estar en todas y cada una de las librerías de quienes creemos que nuestro medio es diferente y que tiene una manera única de contar historias.

9.5

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg