Especial: Por qué estoy en contra de SOPA

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Estos últimos días hemos oído mucho sobre SOPA. Hemos decidido hacer un texto muy esquemático que explica de qué se trata esta propuesta de ley y por qué nos afecta a todos. SOPA no es el único intento de censurar la red, por eso es nuestro deber estar informados al respecto y exigir que se respeten nuestros derechos. A continuación el texto completo.

La polémica comienza con el congresista Lamar Smith el 26 de octubre del 2011, fecha en que fue presentado el proyecto de ley H.R.3261 (también conocido como Stop Online Piracy Act (SOPA). El acrónimo traducido al español sería “Acto para detener la piratería en línea”. Y, a primera vista, suena como algo lógico y bueno: la piratería es la razón —como dice el meme— por la cual no podemos tener cosas lindas. Simplemente es desalentador ver cómo el panorama comercial de nuestro país está plagado de gente que no paga impuestos y gana dinero con el trabajo de los demás. Por donde lo vean y a pesar de los pretextos que pongan (“aquí no lo venden”, “es que soy pobre”, “se manchan con el precio”), disfrutar de contenido sin pagar por él (o comprar piratería) es algo que afecta, de una forma u otra, a sus creadores. La anécdota siguiente es de Rolman y ejemplifica perfectamente lo que pienso sobre el asunto:

—Oye, ¿tu Xbox tiene chip?
—No, a mí sí me gustan los videojuegos.

El señor Lamar Smith estaba muy preocupado por la cantidad de sitios fuera de Estados Unidos que venden piratería y ofrecen contenidos ilícitos (películas, series, etcétera) al público usamericano, así que decidió, junto con otros congresistas, crear una propuesta de ley para controlar lo incontrolable: el Internet. El objetivo es evitar que sitios extranjeros puedan vender y distribuir contenido ilegal a los consumidores de Estados Unidos de Norteamérica. Los medios para lograrlo, sin embargo, muestran una incomprensión casi total de la forma en que funciona Internet. Incluso desde la perspectiva legal, SOPA es un manojo de errores de redacción y emplea un lenguaje peligrosamente vago. Ahora, ¿de qué manera proponían detener a estos sitios piratas?

Remover los sitios del DNS (método removido de la propuesta)

Esta medida era tan extrema, absurda e inútil, que recientemente Lamar Smith anunció que removería esta provisión de su propuesta “luego de consultarlo con diversos grupos industriales del país”. No soy un experto en redes, pero dada la información que pude recabar y la investigación que realicé, lo que hubiera pasado si la ley hubiera sido aprobada e implementada completa es que Internet se habría vuelto un lugar más inseguro, con una capa de complejidad innecesaria que quitaría estabilidad a su estructura misma. Aquí hay un buen artículo sobre las consecuencias. También hubiera aislado a Estados Unidos del resto del mundo, de una forma similar a la censura terrible que experimentan los ciudadanos chinos, cuyo gobierno ha desarrollado uno de los sistemas de represión en la red más elaborado y eficaz. Imaginen que su gobierno decida qué sitios pueden visitar y cuáles no. Aunque pongan la dirección directamente en el navegador, el bloqueo de DNS significaría que su computadora no podría encontrar el dominio censurado. Así de brutal.

Remover los sitios de los motores de búsqueda

Si SOPA es aprobada, muchos sitios como Twitter, Facebook y YouTube serían los responsables del contenido que suben sus usuarios. ¿Qué significa esto? Imagina que es tu fiesta de cumpleaños y te pones a ver una película con tus amigos. Un amigo tuyo desde su celular graba un video y lo sube a YouTube o a Facebook. Los dueños de los derechos de la película podrían demandar que cerraran YouTube o Facebook (y a ustedes y a su amigo tampoco les iría muy bien que digamos).

Google tendría que monitorear y bloquear de sus resultados sitios que pudieran tener contenido protegido. Es decir, si necesitaban información de un juego, por ejemplo, tal vez el sitio al que siempre acudían no aparezca en Google porque publicó una guía que mostraba contenido de un título protegido por derechos de autor. El objetivo es claro: evitar que el público tenga acceso a los sitios ilegítimos; sin embargo, los criterios para definir qué debería bloquearse y qué no son muy vagos. SOPA está plagada de ambigüedades y cláusulas mal formuladas que harían de su aplicación una pesadilla de demandas, contrademandas y sanciones injustificadas.

Remover su habilidad de procesar pagos de los usuarios

Hace no mucho, varios gobiernos ejercieron una presión inmensa a PayPal para que cerrara la cuenta de donaciones de WikiLeaks. ¿El resultado? La página perdió casi el 90% de sus ingresos en los primeros dos meses. El duro ataque siguió. Como dato anecdótico, hay que añadir que antes de estos ataques, varias agresiones despojaron a WikiLeaks de su domino, pero los intentos fueron poco eficaces.

De todos los medios citados arriba, éste tal vez sea el más efectivo y con consecuencias más desastrosas. ¿A qué se debe? Imaginen el siguiente escenario:

Mi competidor más fuerte tiene una tienda en línea muy exitosa. Entonces, para truncar su negocio, desde una cuenta anónima publico en los comentarios de uno de sus productos una liga a un video protegido o a un sitio fraudulento. Eso conduciría a que no sólo quitaran de los resultados de Google el sitio de mi competidor, sino a que perdería la habilidad de procesar los pagos de los clientes vía PayPal u otro servicio que utilice.

La moraleja

Sabemos que la piratería es mala; sin embargo, los sistemas que los legisladores han intentado implementar para controlarla han sido pésimos. Ojo: no se trata de decir “voy a piratear para protestar por la ley”, sino de ser críticos y responsables con el contenido que consumimos y con los gobernantes que elegimos. Es nuestro deber, como consumidores, informarnos sobre las leyes que nos afecten (en nuestro país tenemos la ley Döring, sobre la cual pueden leer aquí y aquí).

Hasta el momento, los mecanismos para detener la piratería que han ideado las grandes corporaciones de contenido se resumen en mutilar Internet de una de sus facultades más importantes: su naturaleza abierta y libre. Pretender controlarla significa espiar en las comunicaciones de todos (el equivalente chino de Twitter, Weibo, monitorea y censura cualquier contenido que publiquen sus usuarios para no hacer enojar a su gobierno). La idea general es que los proveedores de Internet también vigilen lo que hacen sus usuarios en busca de contenido protegido por derechos de autor.

El panorama no es alentador: con un sistema de censura funcional la transición a una era de oscurantismo en Internet está muy cerca. Muchas corporaciones o gobiernos han sufrido con la masificación del Internet y con la falta de control que tienen. Cualquiera puede filtrar documentos sensibles o escribir un artículo que señale las incongruencias de un gobernante y nosotros, los usuarios, podemos transmitirlo y compartirlo, organizar protestas por medio de Facebook, etcétera. Imaginen si de pronto el gobierno comienza a censurar las críticas en Twitter. Puedo imaginar muchos casos: estás presenciando un acto de corrupción de un gobernante y entonces lo grabas y publicas en Twitter… pero resulta que se oía música de fondo con derechos de autor. El implicado, nada tonto, solicita que quiten el video y tiene éxito.

Conclusión

SOPA y leyes similares que buscan controlar el contenido que se distribuye en Internet están hechas a medida de los productores de contenido, no de nosotros. La naturaleza abierta del Internet ha sido el motor de muchas innovaciones. Si muchas compañías importantes no pueden (o quieren) actualizar sus modelos de negocio para subsistir en esta era, nosotros no deberíamos pagar el precio de mantenerlas a costa de nuestra libertad de expresión y derecho a la privacidad. Hoy justamente, la Casa Blanca, encabezada por Barack Obama, afirmó que no apoyaría SOPA y varios líderes del Congreso de Estados Unidos han congelado la propuesta de ley hasta que se haga un consenso sobre ella. Es un paso a favor, pero no duden que este tipo de leyes sigan apareciendo. Hagamos un esfuerzo para detenerlas todas.