Reseña Indie: Aether – Exploración Mágica

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Para mí sería ideal que quienes lean esta reseña hayan comenzado a jugar a temprana edad. Sinceramente no es lo mismo adentrarse en este mágico mundo de los videojuegos a los tres o cuatro años que cuando ya eres adulto. Al día de hoy, hay veces en que por más que te esfuerzas es difícil disfrutar la experiencia de un videojuego como uno quisiera o como cuando uno era un infante. Conforme creces también lo hacen tus responsabilidades y obligaciones. Aether es un videojuego cuyo fin es hacernos recordar o reencontrarnos con esa capacidad que teníamos cuando éramos pequeños de sorprendernos aún con la cosa más sencilla y transformarla en algo sublime.

Bienvenidos a otra Reseña Indie: Aether – Exploración Mágica

Si ustedes han leído las reseñas Indie (¡esta es la octava!) habrán visto que el nombre de Edmund McMillen ha aparecido con frecuencia o se ha mencionado algo relacionado con él. Este creativo Indie es bastante prolífico y siempre está buscando colaborar con diferentes personas. El hecho de que sea artista y diseñador le ha permitido hacer mancuerna con diferentes programadores talentosos como: Alex Austin (Gish, 2004), Tyler Glaiel (Aether,2008), Eli Piilonen (Spewer, 2009) y Tommy Refenes (Super Meat Boy, 2010). El juego de esta reseña fue desarrollado en un periodo de 14 días.

La premisa de Aether es mágica: tú eres un niño que se aleja demasiado de su casa porque se siente solo y encuentra un monstruo del que se hace amigo. Juntos emprenden un viaje por el universo. ¿Cuál es el objetivo? ¿Cuál es la misión? ¡No hay! Es simplemente explorar los confines de un espacio desconocido y exótico por el hecho de hacerlo. Y es que a veces queremos encontrarle a todo una explicación. Nos forzamos a hacernos preguntas tortuosas, a decir ¿por qué?, en lugar de simple y sencillamente disfrutar la experiencia. De ser felices.

Las mecánicas del juego son sumamente sencillas. Te desplazas y brincas con las teclas WASD, y con el click derecho del mouse o la computadora proyectas la lengua del monstruo para agarrarte de objetos (nubes, asteroides, etc.) y así propulsarte o columpiarte. A veces el movimiento de la lengua no es tan preciso como uno quisiera, pero no influye realmente en el desenvolvimiento del juego. En cuanto abandones tu hogar, el planeta Tierra, empezarás a surcar el negro cosmos sorprendiéndote de lo extraño que es.

Conforme viajes por el firmamento, podrás llegar a cuatro planetas totalmente insólitos: Debasa, Gravida, Malaisus y Bibulon, cada uno con un tono particular (literalmente tienen colores diferentes). La única pieza musical que se escucha durante toda tu travesía cambiará cada vez que te acerques a uno de estos cuerpos celestes, acentuando tu llegada a un nuevo lugar. En cada planeta que visites habrá un puzzle que tendrás que resolver al interactuar con algún elemento del ambiente para así modificar por completo el estado del lugar, para bien o para mal. La solución en cada planeta es muy sencilla y la encuentras rápidamente después explorar e indagar un poco. Los puzzles se relacionan con un conflicto específico que se puede identificar en cada mundo que visites, y cuando los resuelves, de cierta manera sientes una satisfacción especial en ti y un crecimiento en tu personaje.

En cada planeta, así como a lo largo del universo, encontraras varios seres que cuando te acerques a ellos dirán un pequeño texto. Aunque estos mensajes aparentemente no concuerden con una historia explícita, la gran mayoría se relacionan con las emociones y sentimientos humanos. Tanto por lo que dicen como por su animación, de estos seres se puede llegar a percibir odio, dolor, felicidad, tristeza, alegría, esperanza, desolación, remordimiento y muchas otras impresiones humanas. De esta manera, aunque el fondo de todo el universo sea negro y sin vida, descubrimos que está repleto de pequeñas manchas de colores que desprenden estos seres singulares.

El hecho de que durante el juego tengas que viajar por el universo, recorriendo distancias enormes y atravesando una oscuridad total, hace que siempre tengas un sentimiento constante de frialdad y vacío. Pero a la vez, también tendrás esta percepción de calidez y esperanza, porque en ningún momento te despegas de tu inseparable amigo. Y esto lo podemos describir así porque los videojuegos tienen esta característica de apropiación. Cuando estás jugando tú te identificas, tú controlas, a alguien dentro del juego. Señalas la pantalla y dices: yo soy ése. Y no es coincidencia que en Aether el protagonista sea un infante, porque todos alguna vez pasamos por esa edad y muchos tuvimos un amigo imaginario con el que emprendíamos aventuras.

Una vez que hayas resuelto la situación en cada planeta será el momento de regresar a la Tierra. Es hora de despertar del viaje fantástico, de guardar la imaginación en un cajón.

La magia llegó a su fin.

El final del juego (sin spoilers) es precisamente una metáfora de aquello que dejamos atrás cuando crecimos, que destruimos, para ya no regresar de nuevo. Es un proceso que no podemos evitar porque son nuestras mismas acciones y nuestro entorno los que nos va cambiando internamente. Y como lo plasma con precisión el final del juego, toda esta etapa se convierte en recuerdos que sólo podemos vivir en nuestra imaginación.

Espero que todos los que jueguen Aether lo hagan con un poco de disposición. No a la mitad de la clase, durante el trabajo o mientras hacen otra cosa. Si van a adentrarse en esta experiencia ojala lo hagan con esa seriedad que teníamos cuando éramos pequeños. Con ese sentido de asombro y capacidad para encontrar magia hasta en el lugar más banal. ¡Qué disfruten Aether!, pero sobre todo que revivan aunque sea mientras dure el juego, ¡a ese niño explorador que alguna vez fuimos todos!

¡Gracias Edmund McMillen y Tyler Glaiel!

Descargar para PC y MAC.

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