The Legend of Zelda

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“¡Primero tienen que cenar!”, grita mi tía desde la cocina. Nos alejamos de los juguetes (alcancé a espiar que la caja era dorada). Todos los primos coreamos un “¡queremos nuestros regalos!” una y otra vez hasta que los grandes, tal vez más por librarse de nuestros gritos que por un acto de bondad, deciden que es momento de abrirlos. Entonces (yo no probé bocado esa Navidad), de los más pequeños a los más grandes, cada sobrino recibió sus (no) merecidos regalos.

Llegó mi turno. La pequeña caja tenía ese peso característico de los cartuchos de Nintendo 64. La envoltura era roja con motivos dorados —la casualidad quiso vestir con los colores de los futuros Nintendo Selects a mi regalo. Al descubrir el magnífico escudo y la poderosa espada, la emoción de mis manos es tanta que mi hermano se desespera y me arrebata la caja. Corre escaleras arriba. Lo sigo hasta el Nintendo 64 de mis primos. Era nuestro cartucho: todo el avance se guardaría para nosotros, aunque la consola fuera ajena. Sin embargo, antes de jugar, tomé el manual y lo leí detenidamente. Me encantaba (todavía, cuando no es una fotocopia) examinar los instructivos que venían con los juegos. El de Ocarina of Time era hermoso. Veinte minutos después, veía la ahora tan familiar secuencia de Link cabalgando sobre Epona por Hyrule. No sabía mucho inglés, pero eso era lo de menos: mi pasión por el juego podía mucho más. Cuatro de la madrugada (“¡hora de dormir niños!”). Guardo mi avance justo después de acabar con Gohma. El camino a casa es demasiado largo. Muero por salir del Kokiri Forest y conocer el resto de uno de los mundos más entrañables de mi infancia.

Para celebrar el lanzamiento de Skyward Sword quise escribir un pequeño texto sobre mi Navidad del 98. Creo que, hasta la fecha, por muchas circunstancias, ha sido la más mágica que he tenido. Ocarina no salió en diciembre (de hecho, si estuviéramos en 1998, saldría mañana 21 de noviembre), pero muchos niños pudieron jugarlo por primera vez en Navidad, como fue mi caso. De la misma forma, no dudo que muchos afortunados encuentren Skyward Sword bajo su árbol este 24 de diciembre. Tal vez estaremos leyendo algo sobre su entrañable Navidad del 2011 en unos años.

Pero si tienen la fortuna de poder comprar Skyward Sword hoy o mañana, o deben esperar hasta Navidad, aquí les dejo todo el contenido relacionado con el último (y primer, en algunos sentidos) Zelda para Wii (sólo tienen que dar clic en la imagen correspondiente). También estaría interesante que compartieran en los comentarios experiencias propias con la serie (no importa si son en Navidad o no).