10 momentos épicos de Breath of the Wild (SPOILER ALERT)

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Un mes ha pasado desde que la gran aventura comenzó. Todos sabíamos que The Legend of Zelda: Breath of the Wild abriría de manera muy especial la vida del Nintendo Switch, y despediría con dignidad al Wii U, sin embargo, pocos vieron venir la magnitud e impacto que tendría esta autentica obra maestra de la Gran N. Ahora que tenemos una perspectiva más amplia de esta experiencia, nos pareció interesante recordar 10 momentos que se grabaron para siempre en nuestra memoria. Sobra decir que el siguiente contenido está fuertemente cargado de SPOILERS. Te recomendamos haber terminado el juego antes de leer lo que viene a continuación. Esperamos que nos cuentes qué partes fueron las más especiales para ti.

Primer encuentro con un dragón

El inmenso Hyrule que recorremos en Breath of the Wild está plagado de sorpresas. Desde detalles sin gran significado que se le pueden pasar a cualquiera, hasta verdaderos monumentos que nos dejaron con la boca abierta. Sin lugar a dudas, uno de los momentos más importantes para todos los que jugamos este The Legend of Zelda: Breath of the Wild, fue cuando íbamos caminando y de la nada, el cuerpo de un dragón gigante llenó el firmamento. Ver la majestuosidad de una de estas criaturas se ha grabado en nuestra memoria para siempre y ni qué decir cuando entendimos por qué y para qué es que estaban ahí. La verdadera magia de los videojuegos reside justamente en este tipo de acciones inesperadas que nos llenan de alegría.

Ver a lo lejos una Divine Beast

Cuesta bastante trabajo explicar el sentimiento de escala que algo como The Legend of Zelda: Breath of the Wild es capaz de otorgar, y la verdad es que no lo percibes del todo hasta que ya llevas varías horas de aventura. Uno de los momentos que jamás se nos olvidará es cuando a lo lejos vimos a nuestra primera Divine Beast recorriendo cierta zona del mapa. Ya sea haberte topado con un mítico elefante en medio de un lago, haber descubierto que una colosal lagartija recorría Death Mountain, percatarte de que el desierto de Gerudo era habitado por un camello titánico o a lo lejos observar a un ave gigantesca surcando los cielos, se queda como uno de esos instantes dentro de un videojuego del que seguramente se seguirá hablando dentro de mucho tiempo en el futuro.

Encontrar un laberinto

Como te comentábamos, el inmenso Hyrule que recorremos en The Legend of Zelda: Breath of the Wild está plagado de sorpresas, las cuales, parecen que jamás terminarán sin importar cuánto tiempo nos pasemos recorriendo la zona. Encontrar un denso bosque o un lago gigante es especial, pero muchos de nosotros no dábamos crédito cuando a lo lejos, se levantaba uno de los laberintos que este juego guarda. Ver la complejidad y tamaño de una de estas estructuras es simplemente impactante, más cuando te das cuenta de que puedes entrar a ellos para poder resolverlos y ver qué es lo que tienen guardado. Esperemos que algunos desarrolladores hayan tomado nota de cómo es que se nos puede sorprender a nosotros los consumidores con este tipo de toques tan sobresalientes.

Llegada a Zora’s Domain

Como su nombre lo indica, en The Legend of Zelda: Breath of the Wild el contacto con la naturaleza y lo salvaje es un punto muy importante para toda la experiencia, sin embargo, eso no quiere decir que no se nos dé la oportunidad de visitar míticas ciudades. Llegar a cualquier poblado dentro de este juego es sumamente especial, no obstante, ese momento en el que te vas acercando a Zora’s Domain y su posterior entrada, es algo que recordaremos con mucho cariño para siempre. Ver todas las estructuras, colores y sonidos que componen a este lugar es impresionante. Si leíste o viste The Hobbit, estamos seguros de que un sentimiento muy parecido al que describe Bilbo a su llegada a Rivendell, fue el que te invadió de manera inmediata cuando por fin alcanzaste el hogar de estas criaturas acuáticas tan importantes para el universo de esta franquicia.

Victoria sobre un Lynel / Hinox / Guardian

El combate es otro elemento que hace que The Legend of Zelda: Breath of the Wild sea un videojuego tan especial. Saber cómo usar las habilidades de Link para superar todas las amenazas que se ponen enfrente es al mismo tiempo necesario y muy placentero para la experiencia que estamos teniendo. Ver a un Hinox a lo lejos durmiendo para después entrar en combate con él, es igualmente épico que cuando por fin logramos que caiga ante nuestros pies. De igual forma, los Lynel son seres imponentes que nos dejan claro que con un error que cometamos, acabaremos muertos, y ni qué decir de aquel punto en el que por fin, nos armamos de valor y logramos destruir a uno de los temidos Guardians que siguen activos en todo Hyrule.

Despedida de Daruk

A diferencia de lo que habíamos visto en otros juegos de la serie, en The Legend of Zelda: Breath of the Wild la narrativa es un ingrediente de bastante consideración. Debido a lo anterior, los personajes que se nos presentan cargan con un peso bastante importante. Sí, todos los campeones y aliados que nos topamos a lo largo de la aventura son especiales, pero creemos que con Daruk, líder de los Goron, se hizo un trabajo sobresaliente. Su personalidad ruda y a la vez amigable siempre que nos llama “Little Guy” hicieron que rápidamente se convirtiera en el favorito de muchos de nosotros, sobre todo por la cinemática que aparece cuando logramos recuperar el control de la Devine Beast de Death Mountain. Se nos sigue haciendo un nudo en la garganta solo de recordar aquel épico momento.

La subida a Vah Medoh

Dejar de lado todas las distracciones secundarias que tiene el mundo de The Legend of Zelda: Breath of the Wild es una tarea sumamente complicada, pero cuando por fin decides retomar tu camino para completar algunos de los main quest del juego, normalmente te topas con momentos que pasan a la posteridad. Antes de entrar a cada una de las Devine Beasts, debes de completar una serie de tareas, las cuales, culminan con alguna secuencia de tintes épicos para por fin abordarla. En cuanto vimos a Vah Medoh sobre la Rito Village, supimos que llegada a su entrada sería memorable y cuando llegó ese punto, pudimos confirmar que nuestras sospechas estaban muy bien fundamentadas. Claro que para algunos la personalidad tan arrogante de Revali pudo parecer no tan grata, pero es complicado negar que cuando lo conocemos mejor, la cosa cambia.

El último recuerdo

Al ser un juego que nos da completa libertad casi desde el inicio para progresar en el ritmo y orden que mejor nos parezca, algo como la narrativa queda un tanto comprometida, pues se nos tienen que contar hechos que hagan sentido sin importar la secuencia en la que los veamos. Lo que pasó en Hyrule cien años antes de nuestro regreso es todo un misterio y para aclarar un poco más las cosas, se colocan 12 recuerdos esparcidos en todo el mapa que debemos de encontrar. Una vez que tenemos todos ellos, se nos da la posibilidad de reproducir uno extra, el cual, es el más épico de todos. Ver los momentos previos a la derrota del reino ante Ganon nos sigue poniendo la piel de gallina, pues es la primera vez que vemos a una Zelda devastada por la desesperación y a un Link gravemente herido que ya que no puede hacer nada.

Levantar la Master Sword

Siempre que jugamos un The Legend of Zelda, sabemos que habrá un punto climático en la historia en el que por fin, levantaremos a la legendaria Master Sword, de la cual, se nos habla desde un principio en Breath of the Wild, pero nadie nos dice exactamente dónde es que se encuentra. Una vez que superas el reto del mítico Lost Woods y entras al denso bosque en donde habitan los Korok, te topas con el pedestal que guarda la espada del elegido. Un hueco se te forma en el estómago mientras caminas para reclamarla de nuevo y  después, comienzas a rezar para que tus corazones te alcancen para lograr sacarla de su letargo. Sin duda alguna, de todas las horas que pasamos con este maravilloso juego, uno de los que siempre recordaremos es cuando nuestro Link por fin está empuñando la legendaria arma.

La batalla contra Ganon

Todos los que jugamos The Legend of Zelda: Breath of the Wild llegamos a punto en el que algo pasó que nos dijo que era momento de ir a Hyrule Castle a enfrentar al verdadero villano de la historia, esto sin importar cuántos shrines o cuántos Korok seeds lleváramos. Luego de haber superado todos los peligros de la fortaleza, fue tiempo de vernos cara a cara con la calamidad que había causado estragos hace cien años. La primera fase de Ganon es retadora en todo sentido y por supuesto, una vez que lo superas, llega el momento de darle el golpe final. Esa secuencia en los campos de Hyrule cabalgando con el arco de Zelda tirando flechas de luz, es tan épico como el final de cualquier otro juego de la saga, y ni qué decir la música que se usa para ambientar dicho momento. Una vez más, el héroe y su princesa han sellado a la calamidad.

Alberto Desfassiaux
Editor en Jefe de Atomix. No me gustan los videojuegos... ¡adoro los videojuegos!